OPINIÓN|
La renuncia del Vicepresidente de la República no sorprende si se consideran las discrepancias que se habrían dado, al interior del Gobierno, entre Sonnenholzner y el grupo “Ruptura de los 25” que, encabezado por la Ministra Romo, sería el hegemónico dentro del Gobierno. Sin embargo, la causa de fondo de la renuncia sería el interés del renunciante de participar como candidato presidencial en febrero de 2021.
Esto último estaría respaldado por el protagonismo que, durante los primeros meses de la pandemia en Ecuador, tuvo Sonnenholzner al frente del COE nacional y en sus visitas de campo, acompañado siempre de spots publicitarios que resaltaban su imagen y alababan su gestión, Y si bien siempre negó que estuviera en campaña política y afirmó que su único afán era servir, su renuncia y probable candidatura mostraría lo que es común en la práctica política: decir una cosa y hacer otra.
Su renuncia, además, está bien calculada; pues hacerlo 7 meses antes de las elecciones le permitiría, supuestamente, desmarcarse del gran desgate político que ha acumulado el Gobierno actual, del cual él ha formado parte.
Por otro lado, en su discurso de renuncia Sonnenholzner hizo afirmaciones que pretenderían pasar como verdades, pero que los hechos evidenciarían que no lo son. Así, dijo que es un candidato “no político” cuando lo que ha hecho es ocupar, por más de año y medio, un cargo tan político como es la Vicepresidencia. Dijo que quiere “abrir el camino para combatir el hambre, el desempleo y la corrupción”, cuando ha sido el segundo mandatario de un Gobierno en cuya gestión se agravó el desempleo y la corrupción. Además, fue un discurso dado en un escenario adornado por símbolos como la figura de José Joaquín y Olmedo y la bandera nacional
Con esto, la intención de Sonnenholzner y de quienes lo auspician sería presentar su candidatura como “ciudadana”, “cívica”, “patriótica” y “apolítica”, capaz de capitalizar el hastío y la decepción de la gente con la clase política, agravada por la vorágine de corrupción en el país. Convertirlo en una suerte de outsider. Sin embargo, los outsider son los recién llegados, los que vienen fuera del mundo de la política; una característica no encaja precisamente en el caso de Sonnenholzner. (O)