OPINIÓN|
En pandemia el recogimiento de los ciudadanos contiene a la difusión de la enfermedad, ante el fracaso del aislamiento inteligente, cuando se identifica a los portadores sanos, que se lo hace con caracterización de los sectores con brotes, pruebas masivas y el retiro de los infectantes, más se han hecho esfuerzos aislados sin visión de conjunto lo que ha complicado el control, sin embargo el mensaje es que debemos seguir separados como única manera de evitar una propagación masiva que desborde a los ya atestados servicios de salud. Se presume con prejuicio que es la ignorancia de las personas lo que lleva a la desnutrición al 25 % de niños/as en la población sin agua potable, alcantarillado ni empleo adecuado. Eso se llama acusar a las víctimas, que igual para el caso de la pandemia no pueden alimentar a sus familias, al seguir sin actividades mínimas.
La COVID-19 deja sinfín de reflexiones, que debemos aprehender, viendo políticas sanitarias desmembradas sustentada en la atención curativa, que hizo crisis desde el comienzo, poniendo en hombros del personal operativo médico, de enfermería y de servicios que han laborado sin descanso al seguir atendiendo en aumento desde el inicio de la propagación, sin esmero en promoción de salud: educación, comunicación e información precisa proporcionada y oportuna, que conlleva ante la sensación de abandono ser presas fáciles de prácticas peligrosas para evitar el contagio, que con el pánico se vuelven propensas, y sin precaución de autoridades de la circulación de productos médicos y afines no aceptados por la evidencia científica.
Cuando triunfa por quinta Velasco, decía que gracias al pueblo instintivo era invencible en las urnas. Ante lo observado por el público al menos se duda de la buena fe de las autoridades nacionales y de los Hospitales envueltos en corrupción, que requieren señales de soluciones efectivas y rápidas, que impidan seguir poniendo en riesgo a la población usuaria. La gente clama sino se hace nada al menos no perjudiquen a los necesitados, alguna vez asuman el principio ético de primero no hacer daño, que como estamos ya resulta una buena premisa. (O)