EDITORIAL|
El municipio de Cuenca informó que durante el fin de semana se produjeron dos nuevos accidentes contra el tranvía, protagonizados por conductores que irrespetaron las señales de tránsito. En los dos casos- según el boletín oficial- los conductores responsables aceptaron su culpabilidad y se harán cargo de los gastos que demande la reparación de las unidades. Estos dos nuevos accidentes producidos en dos días seguidos vienen a sumarse a otros que se han dado desde el inicio de las pruebas de este servicio público. En todos los casos hay de por medio una manifiesta irresponsabilidad de conductores de vehículos que, pese a la abundancia de señales en la ruta, las irrespetan.
Durante un largo período vienen realizándose pruebas para el funcionamiento del tranvía. Lo fundamental-aparte de los temas técnicos y de horarios-ha sido la educación de la ciudadanía para minimizar riesgos y familiarizar con este nuevo sistema público de transporte. Los peatones han respondido en forma positiva y los problemas no han sido significativos pese a que, en algunos tramos, la vía se encuentra al mismo nivel de las zonas por donde la gente camina. Falta control y mayor responsabilidad en el aforo de las unidades en estos tiempos de pandemia, pero existe un buen trabajo de por medio.
El problema mayor sigue siendo la irresponsabilidad de unos pocos conductores que por falta de cultura creen que pueden hacer lo que les dé la gana. No se trata de impericia como en muchos accidentes. Tampoco de exceso de velocidad. A lo largo de la ruta del tranvía hay abundante y clara señalización. Simplemente es una inobservancia que no tiene excusa. Hoy se trata de pruebas. Cuando transporte regularmente pasajeros, esos accidentes pueden generar daños humanos. Se impone nuevas normas y sanciones. No basta con pagar los daños, como si solamente fuera tema de dinero.