En pleno debate sobre la reapertura de las escuelas, Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtieron este miércoles de que en dos de cada cinco centros educativos del mundo los alumnos no tienen dónde lavarse las manos con agua y jabón.
Las agencias de la ONU recordaron que, en medio de la pandemia del coronavirus, ese debe ser un requisito fundamental para que los colegios puedan operar de forma segura.
Según un informe, basado en datos de 2019, unos 818 millones de niños no disponen de instalaciones básicas para el lavado de manos en sus escuelas, lo que les expone a un mayor riesgo de contagio de la COVID-19 y otras enfermedades.
Más de un tercio de ellos viven en países del África Subsahariana y, en los países más pobres del mundo, 7 de cada 10 escuelas carecen de un lugar adecuado donde lavarse las manos y la mitad no tienen saneamiento básico.
Además, según el estudio, una de cada tres escuelas del mundo tienen acceso limitado a agua para beber o no lo tienen en absoluto, mientras que unos 698 millones de alumnos no tienen saneamiento adecuado en sus centros.
“El acceso a agua, saneamiento y servicios de higiene es esencial para una prevención y control efectivo de las infecciones en todos los contextos, incluidas las escuelas”, señaló en un comunicado conjunto Tedros Adhanom Ghebreyesus, el director general de la OMS.
Según subrayó, este área debe ser una prioridad en las estrategias de los Gobiernos para reabrir la educación durante la pandemia.
Unicef y la OMS apuntan al mismo tiempo que las autoridades deben encontrar un equilibrio entre las medidas de salud pública y el impacto social y económico de los confinamientos.
En ese sentido, recordaron que hay pruebas claras del impacto negativo de los cierres prolongados de las escuelas para los niños.
“Debemos dar prioridad al aprendizaje de los niños. Esto quiere decir asegurar que las escuelas sean seguras para la reapertura, incluyendo acceso a higiene de manos, agua limpia para beber y saneamiento seguro”, apuntó la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore. EFE