OPINIÓN|
Hombre espigado, de caminar erguido y mirada atenta, apuesto en su vestir y sus faneras alisadas, descripción contrastada con un tercero de vestir destartalado y modales estrafalarios. Fue de caminar derecho y mirada franca, otra diferencia con el de andar torpe y atisbo esquivo para esconder sus inicuos procederes.
Era una persona afectuosa y simpática, se adaptaba con facilidad hasta en ambientes hostiles a la razón y al sentimiento, donde atemperaba discusiones estériles y conductas agrestes. Su temperamento fue el cimiento emocional que se cuajó con su carácter de atributos morales y éticos para una personalidad cooperativista y de trabajo coligado en la persecución de objetivos comunes a todos.
Este fue HUGO JONHSON HUMALA ROJAS, a quien el siniestro SARS-CoV-2 lo mató en su edad de madurez intelectual y productiva. No venía de los “cursos de graduación” sino de ser titulado con los requisitos normales en la Escuela de Comunicador Social y Publicidad. Adquirió una maestría en la Flacso y un doctorado por la Complutense de Madrid, llegando a ser el segundo PhD con que contaba la Escuela de Comunicación de la Universidad de Cuenca, después de Dennisse Vásquez.
Lo conocí en su desempeño periodístico en radio Splendit y Unsión Tv., en donde hacía del periodismo en lo externo una profesión, en lo interno un sacerdocio. Cumplió a cabalidad las funciones de Director de Comunicación de la Prefectura y la Municipalidad. Más tarde, sin atropellos ni padrinazgos, se insertó con méritos en la Escuela de Comunicación Social, que la cual fue su Director.
A mi separación de la Universidad y cuando pensé que los libros y otros materiales pedagógicos ya no los volvería a usar, ofrecí legar a los que quedaban y fue él quien acudió a recibir la oferta. Huguito será recordado cuando se hable del periodismo honesto y de la cátedra universitaria la Facultad de Filosofía, porque al igual que Marthita, Diego, Denisse y otros lo ennoblecieron.
A sus discípulos, compañeros, parientes y amigos hay que decirles que amemos la memoria de Hugo Jonhson y aprobemos su misión en este mundo, porque fue bueno, leal y honrado. (O)