Las pérdidas económicas para los propietarios de negocios en los corredores gastronómicos y turísticos de los cantones Paute y Gualaceo persisten a más de cinco meses de la emergencia sanitaria del COVID-19. Pocos locales abiertos y un leve movimiento de personas muestra este sector oriental de la provincia.
Y es que depender de la disminución o aumento de las cifras de contagios, además de las restricciones por las medidas de control y bioseguridad desesperan, a quienes hasta los primeros días de marzo, tenían sus negocios llenos de turistas, en especial los fines de semana.
Para muchos propietarios pasarán meses o tal vez años para recuperar la economía en la zona. Aseguran que así se termine a mediados del mes el estado de excepción, ya la desconfianza y temor de contagiarse ronda en los compradores que de a poco llegan a los negocios.
El Descanso
Una clara muestra de esto se evidencia en el sector El Descanso. Aquí se observan dos realidades, por un lado algunos propietarios abren las puertas de sus negocios para salvar en algo las ventas, y por otro prefieren cerrarlas ante las ganancias mínimas.
De acuerdo con Alfredo Villaroel, dueño de un local de frutas facilitado por el Municipio de Paute, el problema es que “no hay a quien vender”. Aseguró que -pese que se reactivaron los buses intercantonales y existe más movimiento- la economía no repunta.
“Vendo dos dólares al día, de los 20 o 30 que vendía antes de la crisis sanitaria, de lo que me quedaba 10 dólares para la comida”, citó Villaroel.
Además, en el sitio ya no se observan vendedores ambulantes como antes, quienes subían a las unidades de transporte para ofrecer sus productos.
El Cabo
El repunte de casos de COVID-19 entre los habitantes de Paute ha sido el peor de los enemigos, manifiestan los comerciantes. Una de las zonas que sienten estas secuelas es el corredor gastronómico y turístico de El Cabo.
“Las autoridades desde fines de agosto nos permitieron reabrir los negocios los fines de semana (…) Se presentaron rebrotes de casos, incluso en nuestra parroquia, lo que obligó a parar por tres semanas las actividades comerciales”, comentó Gladys Fernández, propietaria de un local de comidas.
Algo similar opinó Virginia Guachún, dueña de una tienda en el sitio, quien aseguró que no hay turistas “las ventas bajaron para mí en un 95 %”. Indicó que muchos arrendatarios dejaron los locales, y otros despidieron a los trabajadores, “nosotros vivimos del turismo que por ahora no existe”.
Más sectores afectados en su economía es el centro cantonal de Paute, incluso las orillas del río Paute.
Bullcay
Una de las zonas más golpeadas en la economía del cantón Gualaceo es el corredor gastronómico Bullcay. Diario El Mercurio ya evidenció el cierre de negocios hace tres meses, y hoy en día, la situación no ha cambiado para nada.
La mayoría de restaurantes, puestos de artesanías, hosterías y zapaterías permanecen cerrados. Por citar, de los 20 locales de comida, ubicados en la zona, entre tres y cuatro abren sus puertas a diario en medio de un ambiente desolador.
Elsa Banegas, propietaria de un restaurante, citó: “Recién como que empieza a reactivarse el turismo, pero no como era antes de la pandemia”. Comentó que a más de los problemas financieros, muchos propietarios no abren sus negocios porque en Bullcay se presentan casos de COVID-19, “y les da miedo, ya que muchos son personas mayores”.
Comentó que los locales abiertos están subsistiendo por la presencia de los clientes fijos porque turistas no llegan al sitio. (BPR)-(I)
DETALLE
Los municipios tratan de reactivar el turismo a través de capacitaciones y promociones en Internet y las redes sociales, pero las restricciones de la emergencia sanitaria limitan los alcances.