Cumplimiento de obligaciones

Eduardo Sánchez Sánchez

Nada es más gratificante que la labor del deber cumplido,  el trabajo edifica, dignifica y enriquece, nos diferencia en términos de construir y con certeza es dichoso aquel que tiene una profesión que coincide con su afición. Por nuestra idiosincrasia es común lamentarse el domingo noche de: “mañana es lunes”, el día largo y feo… entonces, vale que los pongan a no hacer nada…

El trabajo honra tanto a los pueblos,  que los saca  de la miseria y cuando existe respeto por la fuerza laboral se rompen las macro diferencias entre el océano de inequidades que dan lugar a la crisis de este mundo y las sociedades son más justas como vemos en el mundo nórdico de la vieja Europa.

En 1960, el ingreso per cápita en Singapur fue de $ 428 US, para 2015 alcanzó el monto de $ 52.090 US, es decir que en cinco décadas pasó de ser país pobre a estar entre los cinco más ricos del planeta. Se considera la segunda economía más libre del mundo, después de Hong Kong. Posee un mercado laboral que goza de libertad, no hay salario mínimo, las empresas compiten con las extranjeras para beneficio de empresarios y consumidores. ¿Cómo estamos nosotros?

Algunos gobernantes creen hacer bien cometiendo los errores más crasos vestidos de paternalismo estatal, sí la clave del éxito está en generar fuentes laborales, hacer que despertemos de ese eterno letargo que nos conduce a ser pobres aunque nuestro país sea una fuente gigante de recursos no explotados, y para muestra basta un botón: cuán tecnificada es la agricultura en nuestra costa? Dilapidamos recursos, no existe una atención importante hacia el agricultor, que no es regalarle dinero, sino enseñarles a trabajar con tecnología, con responsabilidad, con miras a incrementar el rendimiento y a conducir el camino para que tengan rentabilidad por su abnegado trabajo. (O)

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