Varios migrantes se encuentran “allá” sin empleo actual
Vestido con un overol blanco de protección, puesto una mascarilla con el diseño de la bandera de Estados Unidos (EE.UU.) y llevando una caja de cartón.
Así lucía este miércoles 23 de septiembre a las 07:00 el ciudadano Hernán Quezada, parado en la esquina de las calles Simón Bolívar y Hermano Miguel, esperando que se abra la puerta del courier Quizhpi Express.
Él madrugó para llevar una caja, preparada la víspera, con cuy, queso, máchica, pan de Todos Santos, manichos y chispiolas.
Un paquete para sus tres hijos que desde hace 20 años viven en Queens y Nueva Jersey.
Para él este envío tiene una carga emotiva fuerte por dos razones: les envía fotos impresas de él a sus hijos que se lo pedían hace tiempo, pese a que tienen varias digitales y es la primera vez que hace un envío en esta pandemia.
En la ventanilla, luego de la recepción del paquete, le salió una cuenta por pagar de 58 dólares, a lo que él respondió “pagan allá cuando retiran”.
Ya cuando iba a su casa, el rostro de este padre de familia no era de contento, pues la pandemia del Covid-19 impidió que se cumpla uno de sus sueños: que sus hijos, nueras y seis nietos, que son legales en EE.UU., vengan a Cuenca por vacaciones.
Mientras él se iba, otra decena de personas esperaba -formando hilera ordenada- ingresar al courier para enviar su paquete. No solo en esta cuadra, al frente, en el courier Corporaciones Unidas, igual panorama.
Varias personas que envían cuy es producto de su criadero, los preparan exclusivamente para encomiendas
Ahí, apoyada a la pared, puesta su mascarilla KN95, estaba Blanca Peralta, de 60 años de edad, quien madrugó desde Nero/Baños, en donde siembra maíz y más productos. También cría cuy, diez de los mejores los preparó, con ajo y cebolla, para enviárselos a sus hijos que viven ya una década en EE.UU.
Se ríe fuerte ante la pregunta ¿cuándo sus hijos regresarán? “no se cuándo volverán… no tienen papeles, son solo migrantes”. Ellos trabajan poniendo pisos, pero “ahorita allá está escaso el trabajo por la epidemia no trabajan nada”.
Otra persona que tampoco labora actualmente, también debido a las secuelas del virus, es Wilson Miranda, de 43 años, quien trabajaba en una casa deportiva que por la pandemia no pudo sostenerse y cerró sus puertas.
Él, esposo y padre de familia, hoy está sosteniendo su hogar “por milagro” y con unos ahorros que tiene, dice.
Cuenta su historia mientras espera su turno para enviar “un recuerdito” a su hermano, de 45 años de edad, que vive en Nueva Jersey.
“Mi hermano sí ayuda en algo, cuando tiene posibilidades no se olvida de la familia, pero él también necesita allá, es casado y tiene un hijo de 15 años; y ahora también está sin trabajo, es complicado, él trabaja en latonería de carros”, comenta Miranda y acomoda el paquete con fideos de casa, horchata y chocolates que le envía a su hermano que no ve hace 20 años.
Entre todas las historias, también está la de los dueños de courier, como Rogelio Quizhipi, quien indica que en esta época se torna complicada esta tarea.
Explica. Tienen limitaciones de cupos en la aerolíneas. “Lastimosamente tenemos que no coger algunos envíos, ya que se cumplen los cupos y no podemos recibir más”.
Pero, afirma que en medio de todo, sí están enviando a todas las ciudades de EE.UU. Chicago, Minneapolis, Queens, etcétera. Cada libra a 3,50 dólares.
CIFRAS
221
courier activos en la actualidad operan en el país, según informó a este Diario la Superintendencia de Compañías
3,50
dólares promedio cuesta cada libra de comida que se envía a través de courier, en otros casos 3,90 y hasta 5,25
2
medidas básicas de bioseguridad se observan en algunos couriers de Cuenca: bandeja de desinfección y mascarillas (I)
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