OPINIÓN |
Ya no causa mayor sorpresa de que una mujer lidere algunos espacios del convivir social, empero, sí genera admiración y por qué no decirlo, satisfacción de que una mujer, por primera vez en la historia del fútbol profesional cuencano, esté al frente del famoso “Deportivo Cuenca” que en estos últimos años se ha venido de menos por las desacertadas administraciones anteriores ( lo atestiguan los hechos y estadísticas), que le han llevado al “Cuenquita” a ubicarse en los últimos lugares de competencias nacionales, con “sequía” en lo internacional y a perder lo poco de su patrimonio. Es importante que nueva sangre se ponga al frente de la Institución que, siendo de carácter privado, representa a Cuenca a nivel nacional e internacional.
El triunfo en la lid electoral para dirigir al Cuenca de una mujer, Nataly, representa un importante significado para el deporte y la sociedad en general, al mostrarnos que las mujeres están en la misma capacidad y tienen iguales derechos que los hombre para estar al frente de cualquier conglomerado, pero, más importante es el hecho de que ellas están ubicándose, por sobre todas las conjeturas, en espacios de dirigencia deportiva que siempre se han pensado que estaban creadas solamente para los hombres. No somos ni pretendemos ser especialistas en el campo deportivo, peor creernos dueños de la verdad, pero estamos conscientes que al “Cuenca” le va a ir bien un cambio de timonel y mejor con el liderazgo de Nataly, una mujer con experiencia en la dirigencia deportiva, pero, por sobre todo, con el deseo y el entusiasmo de sacar al “Cuenquita” del letargo en el que se encuentra.
Una oportunidad para aplaudir y alentar a las mujeres que sin dejar de cumplir con las labores hogareñas y familiares se adentran en la misma sociedad para servirla como cualquier ser humano que anhela el bienestar y la superación de un tejido social, que está comenzando a desterrar la discriminación y, sobre todo, la misoginia y la falocracia (O).