Al menos 250 migrantes salieron de Chordeleg durante la pandemia

Una ola migratoria alerta al Azuay. La emergencia sanitaria del COVID-19 a más de cegar la vida de muchas personas, divide los hogares, ya que padres, hermanos e hijos migran, principalmente a los Estados Unidos (EE.UU.), en busca de mejores días.

Chordeleg, por citar, es uno de los cantones azuayos con mayores índices de migración desde julio hasta la fecha. Según información proporcionada por Carlos Orellana, jefe político de dicho cantón, se registran por los menos 250 personas de entre 20 a 38 años de edad, que viajaron legal o arriesgaron sus vidas en las fronteras para alcanzar el llamado “sueño americano”.


Pobladores de diferentes sectores de Chordeleg como: la cabecera cantonal Capillapamba, Zhío, parroquia La Unión, entre otros lugares han optado por viajar porque la crisis del COVID-19 afectó “drásticamente” su economía.

Necesidad

“Mis dos hijos de 32 y 36 años de edad, viajaron desde hace dos meses de forma ilegal. El lunes pasado logré conversar con ellos vía telefónica, y me dijeron que se encuentran en la frontera entre México y EE.UU., esperando por el momento indicado para pasar al otro lado”, fueron las palabras de Noemí A., mujer de 56 años de edad, del sector Capillapamba.

Ellos iniciaron su travesía en agosto pasado, junto con tres parientes más y dos vecinos. Tomaron un vuelo de avión hasta México, y desde entonces, caminando y en vehículos llegaron a la frontera con los EE.UU.

La mujer, quien no logra esconder su profunda tristeza por la ausencia de sus hijos, manifiesta que las deudas en los bancos y la falta de trabajo por la crisis sanitaria fueron los motivos principales para que migren ilegalmente. 
La deuda del viaje asciende a cerca de 32 mil dólares, ya que cada uno pagó alrededor de 16 mil dólares. Su madre hipotecó su casa para ayudar a estos hermanos que tienen esposas e hijos por mantener.

En el mismo sector, otra mujer, que prefirió no dar su nombre, comenta que su hija de 30 años de edad también planifica viajar de forma ilegal para dar una mejor vida a sus hijos de 6 y 15 años, el primero tiene una discapacidad física. 
Comenta que su hija se separó del esposo, no tiene trabajo por las pocas oportunidades debido a la pandemia.

“Ella vive con nosotros sus padres, le apoyamos en lo que podemos, pero siempre nos dice que sus hijos van creciendo y que necesitan de muchas cosas más”.
Se trató de dialogar con familiares de otras personas, en especial de la cabecera urbana que habrían viajado incluso legalmente a los EE.UU., pero prefirieron no pronunciarse al respecto. (BPR)-(I)

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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