«El ayer ya no va a volver, su memoria está en la nada», es parte de la reflexión sobre la fragilidad del tiempo que hace la ecuatoriana Paulina Aguirre, en su más reciente sencillo titulado «En secreto», nacido de la introspección en la que se embarcó en pleno confinamiento obligatorio por el coronavirus.
Acostumbrada a usar la música como mecanismo de denuncia sobre diversos problemas sociales, como el machismo, la migración, el olvido a los ancianos, Aguirre también echa mano de acordes y melodías para provocar reflexiones e invitar a la acción.
Y en esa línea, «En secreto» es una tonada que «habla de un tiempo de reflexión» e invita a afrontar riesgos: «Me desperté decidida a cambiar ese ayer que me ataba, y sin saber a dónde iba a parar, con fe, yo levanté mis alas», dice la canción.
La meditación, el poderse escuchar uno mismo, y tratar de entender por qué pasan las cosas, la llevó a escribir esta letra al son de sonidos de charangos andinos, para recalcar que la «vida pasa en un momento y se acaba, como estrella fugaz, cae y se va».
En su más reciente sencillo, Aguirre dice a Efe, «habla sobre la fragilidad» con la que el mundo se topó de pronto con la llegada de la covid-19, y opina que las personas aprenden a escucharse mejor, a entender mejor el propósito de la vida, cuando dejan de hablar tanto y meditan.
FUERZA EN LA ADVERSIDAD
Amante de la historia, quiteña de nacimiento y residente en EE.UU. desde hace 17 años, quiere motivar a sus seguidores para que superen las dificultades y sigan sus propios caminos sin anhelar el de otros, menos aún si desconocen las luchas ajenas.
«¡Estás loco!», le dijo a uno de sus fanáticos cuando éste le comentó que quisiera estar en sus zapatos, sin saber que ella ha sufrido de ataques de pánico, un episodio temporal de anorexia y que, desde 2005, soporta a diario los efectos de la fibromialgia.
Alegre y sensible, Aguirre ha enfrentado con determinación esas situaciones, que no le han frenado en su carrera, en la que ha sido nominada cuatro veces al Grammy Latino, estatuilla que ganó en 2009, y a la que sumó otros galardones, como la Gaviota de Viña del Mar en 2016.
La fama no le obnubila, pero recuerda con agrado haber dado, en febrero pasado, voz a los latinos en una celebración posterior a la entrega de los Premios Oscar, para llamar la atención «sobre el tema migratorio» en Estados Unidos.
«Son cosas que se han dado, ni siquiera las busqué», asegura sobre el evento, desarrollado en una mansión valorada en 40 millones de dólares, donde celebridades del mundo del cine escucharon su tema «Canoíta» que compuso junto a los raperos Vico C y Taboo, de los Black Eyed Peas, que alude al «grito de aquellos que no tienen voz».
SOÑADORA CON LOS PIES EN LA TIERRA
Con una carrera de producción de radio y televisión, otra de música y con un maestría en curso sobre negocios en el ámbito musical, a Aguirre le inspiran profundamente «las causas humanas».
«Si bien es cierto yo salgo de la música cristiana, no me considero una persona religiosa (…). Soy una persona creyente, me he ido saliendo de la religión más y más», comenta antes de señalar que «el corazón de Cristo está con el vulnerable».
Apasionada como es, Aguirre no se ha quedado en la denuncia de problemas sociales, ha creado la fundación «Mujer de fe», a fin de combatir la violencia doméstica y, también, ha ofrecido conferencias motivacionales para los vulnerables.
Y es que para la cantante ecuatoriana, cantar no es sólo recibir aplausos, subir a escenarios y ofrecer conciertos. Cantar se ha convertido para ella en una causa social refrendada en el corazón de seguidores, como el de una mujer violentada sexualmente que le dijo: «Me iba a matar, pero escuche tu canción y no lo hice».
«En medio de la oscuridad, siempre se puede dar esperanza. Indistintamente (de) cual sea nuestra carrera, las personas estamos para alentar el corazón» de otros, señala la artista que se quiebra cuando recuerda los dramáticos casos de mujeres y hombres abusados, que le han confesado su lluvia de desgracias.
Dueña de al menos 200 canciones -la mayor parte de su autoría-, Aguirre se considera una «soñadora con los pies en la tierra», que se abraza a la familia como a un ancla, más aún en momentos como los actuales, de fragilidad e incertidumbre.
«Ahora siento que de pronto voy cayendo porque la fuerzas de mis brazos corren lento», dice en su más reciente sencillo, en el que habla de la importancia de un abrazo para liberarse de angustias y miedos, sin ruidos… en secreto. EFE