Durante la pandemia, la incidencia de la violencia doméstica en todas sus formas, y sobre todo el auge de femicidios, nos deja cifras escalofriantes; existe un femicidio cada 4 días en nuestro país. El femicidio es la expresión más extrema de violencia contra las mujeres, motivados por odio, desprecio, placer, o simplemente por la suposición de la propiedad (machismo). El asesinato a mujeres, sin respetar condición social, económica, nivel de educación, lugar de residencia o estado marital, se ha vuelto un crimen de cada día; dejando una secuela de desgracia, donde prima el desamparo y la angustia; al cual desgraciadamente la sociedad se va acostumbrando; esta violación a los derechos humanos se ha convertido en un problema de salud pública. Según estadísticas de la OMS, la tasa de prevalencia, de violencia contra la mujer, es muy superior en América latina (>40%), comparada con Europa Occidental (19%). El principal objetivo de la ONU Mujeres, a través de su Agenda de desarrollo sostenible, es eliminar toda forma de violencia y discriminación contra la mujer y las niñas, hasta el año 2030; será un reto difícil de alcanzar, si los gobiernos de turno no colaboran adecuadamente, formando comités multidisciplinarios, entre ministerios y ONGs., capaz de identificar los factores de riesgo, y crear programas preventivos en escuelas, colegios, y poblaciones femeninas vulnerables. Les comparto el dato que nos ha causado pánico y terror: en los primeros 5 días de este mes de noviembre, se produjeron 6 femicidios en Ecuador; Cuenca reaccionó, y un grupo de mujeres en rechazo, pinto con grafitis uno de los puentes de la ciudad, pidiendo justicia, ante lo cual un concejal con mente retrógrada y pobreza de espíritu, solicitó que se instalen cámaras para captar la imagen y sancionar a las protestantes, sin importarle el desangre y la muerte de una coterránea, con 113 puñaladas! Con esta clase de “autoridades” que miran para otro lado, que podemos esperar? De todos nosotros depende cambiar la realidad que estamos viviendo, despertemos de este letargo, toda acción es válida, para recuperar la dignidad y la protección del ser más sublime y bello que Dios puso en la tierra, como es la mujer. (O)