La educación en casa no solo ha sido nueva para los padres y estudiantes. Los jóvenes que se están formando como docentes también han tenido que adaptarse a las circunstancias a través de distintas estrategias y recursos.
La creatividad, una vez más, ha sido necesaria. O por lo menos eso piensa Roberto Ayavaca, un joven estudiante de la Universidad Nacional de Educación. Él, en las prácticas que realiza, ha buscado las maneras de motivar a un grupo de infantes que todavía no se adapta a la virtualidad.
En muchos casos, Roberto ve que hay desinterés y desmotivación en los niños que lo ven a diario por medio de una pantalla. Por ello ha optado por usar herramientas digitales para llamar la atención de los pequeños estudiantes.
Sin embargo, no todos puede acceder a lo que hoy es un privilegio: el uso de una computadora y una buena señal de internet.
“Se ha podido observar que, aun cuando nos encontramos varios meses bajo esta modalidad, todavía esta se encuentra en un proceso de adaptación, el cual muchos niños y niñas no pueden cubrirlo porque no tienen los requerimientos básicos para recibir sus clases”, explicó Roberto.
Otra de las situaciones con las que se han topado los jóvenes profesores es que, si bien la familia tiene una computadora o celular, estos tienen que ser compartidos por todos los miembros, quienes estudian y trabajan.
Corresponsabilidad
A Roberto le acompaña Jennifer Pico, otra joven estudiante que se forma como docente. Para ella es difícil que se pueda hablar de una enseñanza en estos tiempos de pandemia, debido a la situación de cientos de estudiantes, que no tienen cómo seguir las clases diarias.
Aun así, ha buscado también las maneras de llamar la atención de los estudiantes a través de actividades lúdicas y el contacto con los padres de los niños.
“El Zoom no cumple con las características del aula, pero nos ha tocado trasladarnos hacia allá y usar material virtual y material tangible. Hay desmotivación porque no se adaptan a ese proceso de enseñanza. Nosotros también nos estamos adaptando”, opinó Jennifer.
Ante ello, se ha optado por buscar vínculos entre los padres y los estudiantes para que haya una corresponsabilidad de enseñanza. Las respuestas han sido diferentes: familiares que ayudan y familiares que hacen todo lo contrario.
Para los jóvenes docentes, en estos momentos en que la enseñanza se ha trasladado a la casa, es necesario que haya más responsabilidad por parte de los representantes de los niños y de los docentes.
“Hay que entender que son niños, que iban a la escuela para jugar, para distraerse, para aprender. Todo eso afecta. Es necesario que pensemos en ello y que les ayudemos, tanto los profesores como los padres”, dijo Jennifer. (AWM)-(I)