OPINIÓN |
La lengua posee diferentes planos, uno de los más importantes es el léxico o de las palabras porque los habitantes se sirven de ellas para nombrar al mundo, relacionarse con los demás, expresar ideas, sentimientos; pero, las palabras pueden ser manipuladas con mucha astucia y cambiar sus contenidos significativos para distraer la atención de la gente, encausar odios y venganzas, escamotear desagradables aspectos de la realidad, Hitler fue un experto en estos asuntos. El sentido y uso de las palabras fueron conocidos hace más de dos mil años por los griegos, los sofistas eran muy hábiles para convencer a sus oyentes sobre algo y luego persuadirles de lo contrario, Tucídides advirtió que la decadencia de los valores éticos y morales iban aparejados con cambios de significados en las palabras. Henri Massis descubre en la Francia vencida y ocupada de 1941 “un desprecio a la inteligencia a favor del cual se ha podido desarrollar y crecer esa grosería de las palabras, a través de las cuales las tradiciones del espíritu por la lengua conducen a una especia de impostura práctica en donde todas las relaciones humanas se envilecen”. (O)