La emoción a flor de piel, los aplausos que estremecieron la noche y los parlantes a viva voz con el poema de Mario Benedetti «Defender la alegría», musicalizado por Joan Manuel Serrat, marcaron el tributo que los uruguayos hicieron a su expresidente Tabaré Vázquez como agradecimiento y despedida.
Banderas de su fuerza política, la coalición de izquierda Frente Amplio (FA), y de Uruguay, lágrimas, abrazos y fuertes, pero respetuosos, aplausos invadieron la jornada dominical como forma de cerrar una emotiva jornada en la que los uruguayos despidieron a uno de los líderes políticos más importantes de las últimas décadas del país, fallecido en la pasada madrugada a los 80 años.
Uno de los homenajes más simbólicos lo hizo el propio FA, que en su sede apagó todas las luces y dejó únicamente encendida la oficina en la que Vázquez -que era el presidente honorario de la fuerza política- solía trabajar y así mostrar que él, en el día de su partida, seguía presente.
Allí, los aplausos de unos pocos funcionarios del partido junto a un altavoz que sonaba a todo volumen con el icónico poema de Benedetti se lucían a la par de las banderas de Uruguay y el FA a media asta junto a varios lazos negros en señal de luto.
Frente a ella, varios edificios de esa misma cuadra tenían a militantes frenteamplistas cantando a viva voz esa versión de Serrat y se hacían eco del postulado «Defender la alegría, como una trinchera», pese a estar en uno de sus días más tristes.
La explanada de la Intendencia de Montevideo -gobernada por el FA desde 1990, precisamente cuando Vázquez ganó las elecciones departamentales- no se quedó atrás y colocó dos pantallas gigantes con un homenaje en el que resumieron gran parte de la vida de Vázquez, su trayectoria como intendente capitalino y su carrera como presidente de la República (2005-2010 y 2015-2020).
Aunque a falta de media hora para el momento indicado para comenzar el homenaje, a las 21.00 hora local (00.00 GMT), había unas pocas personas, cuando llegó el instante decenas de uruguayos descendieron de sus autos, se abrazaron en un solo aplauso y hasta algunos pequeños perros lucían banderas del partido.
Taxis, vehículos particulares e incluso algún ciclista que pasaba también rindieron tributo al grito de «¡Gracias Tabaré!» durante estos cinco minutos en los que los aplausos fueron de menos a más.
El resto de la capital también hizo sentir su emoción y en varios puntos del país se oyeron fuertemente las palmas al unísono junto a algún fuego artificial esporádico que también se hizo presente.
El ex presidente uruguayo Tabaré Vázquez falleció en la madrugada de este domingo a los 80 años, rodeado por su familia, víctima de un cáncer de pulmón que le fue diagnosticado en agosto de 2019, poco después del fallecimiento de su esposa, María Auxiliadora Delgado.
Durante su último adiós, miles de uruguayos dejaron de lado sus miedos por la pandemia de la covid-19 y acompañaron el cortejo fúnebre desde el centro de Montevideo hasta el cementerio de La Teja, ubicado en el barrio que lo vio nacer.
Además, ofrendas florales, pancartas, camisetas de su amado club Progreso y muchas lágrimas se posaron sobre la fachada de la casa de Vázquez.
Pero el cierre, al que convocó el FA con un comunicado poco después de conocerse la noticia, tuvo como broche una despedida en la que la tristeza y emoción reunidas durante la extensa jornada de domingo se tornó en esa alegría que, como pregona Benedetti, debe ser defendida.
De esta forma, Vázquez se fue abrazado por su pueblo, respetado por sus opositores y recordado en cada palma que, durante cinco minutos, rompió el silencio y defendió la alegría «del rayo y la melancolía». EFE