Sol invictus

Hoy, como todos los años celebramos una vez más el renacimiento del causante de toda la vida biológica en nuestro planeta, a él le debemos todos los procesos naturales y la nivelación de la temperatura exacta en nuestra Tierra, nos referimos a la deidad de los Incas a la cual le elevaron templos y sendas ceremonias que incluían todo tipo de sacrificios y ofrendas, hablamos del grandioso Dios Sol.

Vale la pena revisar la historia para reconocer que los antiguos romanos celebraban el 25 de diciembre la fiesta del “Natalis Solis Invicti” o Nacimiento del Sol invicto, asociada al nacimiento de Apolo, adicionemos también que esa fecha era considerada como la fiesta del solsticio o del sol quieto.

Hoy, nosotros en pleno siglo XXI debemos celebrar este nuevo nacimiento y enterrar el ciclo anterior, que dicho sea de paso nos trajo mucho temor, dolor e incertidumbre y que nos permitió una vez más recordar cuan frágiles somos como raza humana y que, por más que nos jactemos de ser los “reyes” de la creación, o el puntal del eslabón, existirán ciertas condiciones que nos exponen por completo y dejan entredicho esa posición egoísta y miope, a tal punto que un virus que ni siquiera lo podemos ver a simple vista ha causado que todo el planeta entre en estado de pánico.

Celebramos y elevamos el júbilo por el Sol para que vuelva su mirada a la viuda y al hijo de la viuda que germinó con sus fervientes rayos. Emitimos un gran abrazo universal para que toda la humanidad nos unamos y nos consideremos como tales, seres que celebramos la existencia recordando siempre que la vida se sostiene por la muerte y que siempre la siembra será voluntaria pero la cosecha será obligatoria. (O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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