EDITORIAL | En el ámbito de las libertades el mundo cerró 2020 con hechos condenables, propios de regímenes totalitarios, que subyugan a sus pueblos, los amordazan, siendo la de expresión la principal víctima.
Lo sucedido en Nicaragua a finales de 2020 no pudo menos que reflejar la manifiesta intención del presidente Daniel Ortega de perpetuarse en el poder.
Partidario del autodefinido “Socialismo del siglo XXI”, una degeneración de la corriente socialista, el exguerrillero se hizo aprobar leyes para anular a sus opositores y críticos.
No podrán ser candidatos quienes demanden o aplaudan la imposición de sanciones contra el Estado, y, además, serán considerados “traidores a la patria”. Habrá cadena perpetua por “delitos de odio”. ¿Quién, sino el mismo régimen será el que, por medio de la Justicia controlada, determinará si una expresión o acción caen en tan aberrante conducta?
Con la ley de Ciberdelitos se penaliza una amplia gama de comunicaciones en línea. Tan grave no puede resultar esta mordaza, tanto por lo generalizada, cuanto porque la información, reacciones y comentarios se hacen por vía digital.
Aunque ya no es novedad, la dictadura china, pasada la Navidad 2020 condenó a cuatro años de prisión a la periodista ciudadana Zhang Zhan. ¿Su delito? Informar sobre el primer brote del coronavirus en Wuhan, donde se cree que se originó la mortal pandemia.
Zhan dio cuenta de las detenciones de otros reporteros independientes y el acoso a familiares de las víctimas del virus durante el primer brote a nivel mundial de la enfermedad.
El gobierno de China, con la prisión de Zhan confirma que el mundo científico no podrá poner sus ojos en Wuhan para potenciales investigaciones sobre el virus.
En Ecuador, la Asamblea Nacional aprobó que la comunicación es un derecho, no un servicio público. Paradójicamente, esta restitución fue votada hasta por el movimiento que incubó tal irracional idea. Empero, si llega a recuperar el poder podría retomarla, pues es parte del conglomerado político continental que cree que las libertades son violables para perpetuarse en él. (O)