Inició el 2021 con panoramas desfavorables para muchos, varios cesantes agregan esta tragedia a la pandemia y a todo el daño colateral que generó este riesgo imprevisible; mientras en otros espacios, la panorámica tiene otro matiz; cada uno sabrá afrontar o utilizar lo que el azar o el destino les adjudica.
La ciudadanía aclama ahora más que nunca por un poco de sensatez respecto al precio de lo tangible, las situaciones inequitativas de crisis se han convertido en un vil oportunismo para acrecentar el infortunio de una considerable población que está del otro lado; al respecto nadie protesta, nadie regula; a fin de cuentas, la infame complicidad y la omisión condicionada se perpetúan.
Las formas de vida de cada persona son diferenciadas y muy peculiares, un bien tangible en tiempos actuales NO es un lujo como equívocamente lo considera un ignaro imaginario social. El derecho a la vivienda, al empleo, es sin duda un aliciente que propicia mejores formas de vida; implícito está, mejores condiciones con acceso a salud y educación.
Recalco otra vez, si el comportamiento es aislado al bien común, no se avanza en sociedad, involucionamos cada vez más. (O)