Brigadista sanitario desinfecta barrios en México tras sobrevivir a la covid-19

Ataviado con traje de protección, guantes, mascarilla, lentes protectores, desinfectante, gel y una mochila aspersora que pesa más de 30 kilogramos llena de desinfectante, Luis Felipe Gutiérrez se prepara todos los días para trabajar en las brigadas de sanitización de domicilios en Ciudad de México, tras haber superado él mismo la covid-19.

Prevé un día largo, pues la planificación de hoy incluye sanitizar entre cuatro y siete domicilios en la alcaldía de Xochimilco, ubicada en el sur de la capital mexicana, la mayoría de ellos porque tuvieron casos o muertes relacionadas con la covid-19.

«Hasta la fecha van más de 300 domicilios (sanitizados). Ayudo a la gente a darles un poco de tranquilidad y paz ya que todos vivimos con el miedo de tener esta enfermedad en casa», cuenta Gutiérrez en entrevista con Efe.

Luis Felipe es rescatista de profesión y dice sentirse orgulloso de aportar «su granito de arena» durante esta pandemia, que suma en México 1,52 millones de casos y más de 133.000 muertes.

De las 16 alcaldías de Ciudad de México, Xochimilco es la octava más afectada por la pandemia que llegó a México a finales de febrero del 2020 y se ha propagado por todo el país.

En marzo del año pasado, apenas unas semanas después de la llegada de la covid-19 a México, Luis Felipe se contagió y esto le obligó a pasar un mes en cama.

«Mi familia se fue infectando del virus mortal. Posteriormente cuidé a mi abuelo de 83 años que en una semana perdió la vida», cuenta mientras contiene las lágrimas.

Gracias a esa experiencia Luis Felipe decidió capacitarse para formar parte de las brigadas de sanitización de la alcaldía.

TRABAJO DIFÍCIL

Tras superar la enfermedad, Luis Felipe se reintegró a su trabajo, en el que asegura es feliz de aportar su granito de arena para la lucha contra esta enfermedad.

Reconoce que aunque no tiene que atender a pacientes de la covid-19, su trabajo es difícil.

«Nosotros sanitizamos donde hubo un fallecido por covid y nos ha tocado ver cosas, la tristeza que invade los hogares y uno se lleva todo eso porque no somos de fierro, entonces a mí lo que más me duele son los niños», afirma.

Ver el llanto de los pequeños por la falta de un familiar, dice, es algo «muy duro».

LLENOS DE AGRADECIMIENTO

Luis Felipe pulveriza sales cuaternarias de amonio en el interior de la casa de Esther Pablo Pérez, una vecina que se dedica a la venta de antojitos mexicanos y que ha pedido por precaución la sanitización de su hogar.

«Pedimos a la alcaldía para que pudieran venir a sanitizar. (Me siento) más tranquila, como protegida», afirma mientras explica que, si bien la pandemia no le ha arrebatado a ningún familiar, sí le ha disminuido su sustento.

«Económicamente hay empresas y negocios que están cerrados, (eso) nos ha afectado muchísimo», reafirma y señala que al menos sus ganancias por la venta de sus productos ha disminuido un 60 %, además de que ha cambiado su servicio sólo a domicilio.

El joven ya ha pasado por cada rincón de la casa «de afuera hacia adentro y de adentro hacia afuera». Se trata de esparcir el sanitizante por toda la casa y avisa que nadie podrá entrar en 20 minutos en lo que el desinfectante hace efecto. Pide, a todos los habitantes del inmueble, que se cuiden.

En tanto Esther reflexiona y comenta que «si no nos cuidamos va a haber muchos casos, hay que tratar de cuidarnos para que sea menos porque afecta a todo mundo», dice.

La prevención en salud y el cuidado de este vecindario ha sido la mejor forma que estas brigadas han encontrado para evitar más casos y más muertes y poner en práctica lo que rezan los carteles pegados en paredes y postes en las calles: «cuídate y quédate en casa».

«Tuve una mala experiencia y no se lo deseo a nadie. Eso es lo que les puedo dar, un poquito de tranquilidad en sus hogares», dice Luis Felipe, mientras se alista para seguir su jornada. EFE

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