Solo espero que no estemos empezando otro capítulo de la misma historia. De esa aberrante historia poblada de escándalos, en la que los miserables agentes del atraco no tuvieron escrúpulos a la hora de enriquecerse a expensas de la tragedia humana, negociando con la compra de las mascarillas, los kits alimenticios y aún las bolsas para cadáveres. Solo espero que esta vez los encargados de la campaña de vacunación decidan, contra todo pronóstico, actuar guiados por la decencia y el sentido humanitario para con aquellos profesionales de primera línea que necesitan ser inmunizados con desesperación. Y esperamos que así sea, aunque, a decir verdad, hemos empezado mal…
Ya tan pronto arribaron al Ecuador, entre discursos y fotografías, las primeras 8.000 dosis de Pfizer/BioNTech, se conoció que uno de los altos funcionarios del régimen decidió desviar algunas vacunas (seguramente indispensables para alguien más), para aplicarlas a sus familiares cercanos. Y uno no puede evitar preguntarse ¿Qué nos espera en el futuro si es así como empezamos? ¿Qué pasará cuando lleguen al territorio (si es que realmente llegan) las 78.000 vacunas faltantes para el plan piloto? ¿Llegarán a las personas para las que fueron realmente destinadas o se desviarán en los oscuros corredores ministeriales, en un nuevo y descarado juego de privilegios como lo fueron los carnets de discapacidad, llegando solamente a aquellos que puedan costear la consabida “comisión” al funcionario de turno? Y con esto en mente, francamente, no quiero imaginar lo que ocurrirá cuando lleguen (si es que llegan, insisto) los 18 millones de dosis que se tienen previstos.
Así que habrá que estar atentos, como sociedad civil quiero decir. Son, que quede claro, 96 los hospitales y centros geriátricos prioritarios para la vacunación. Y es allí donde deberán llegar. Y los datos, cifras, nombres y destino de cada una de las vacunas, nada deberá tener de secreto o confidencial, pues es nuestro derecho, como ciudadanos, el conocer en detalle cada aspecto de la campaña. Es nuestro derecho decía, y en este caso, es también un deber… (O)