Un brillante ciudadano que distinguió a Cuenca y al País, brilló con luz propia, ya en 1935 decidió llevar en su vida el bastón de Esculapio y así volverse un servidor de la sociedad, del ser humano, del doliente, siguiendo los pasos de su Padre, el Dr. Leoncio Cordero Crespo. En 1950 visitó Chile por estudios y a su retorno a Cuenca, pidió al Dr. Juan Tanca Marengo como impulsor de SOLCA, la creación en Cuenca asunto que cristalizó en 1957.
Vale destacar que en 1944 fue médico en Santa Isabel y recibió un telegrama anunciando el nombramiento como profesor de la Universidad de Cuenca, en donde estuvo hasta 1977, tres ocasiones fue Decano interino en 1971, cuando se abrieron las puertas del Alma Mater luego de la clausura velasquista.
Más tarde fue docente en la Universidad Católica y luego en la Universidad del Azuay, concluyendo su vocación humanista en formar nuevos médicos en el año 2010.
Fue un servidor de la sociedad y apóstol de la medicina, recuerdo haber visto al Dr. Leoncito usando una bicicleta y con maletín en mano, hacer las visitas domiciliarias a mitigar el dolor de sus pacientes. Nunca inclinó su gestión ante ningún partido político, no obstante alcanzó una concejalía, fue vicepresidente del Consejo Municipal y en 1977 Alcalde de Cuenca. Disfrutó del servicio a la Cuenca de manera honorífica, antaño no hubo retribución económica para estas funciones. Aportó con la Cruz Roja, Casa de la Cultura, LEA, entre otras instituciones.
Un Caballero de convicción cristiana, hogareño y ejemplo ante la sociedad, con una numerosa y distinguida familia, alcanzó 103 años y como solía decir: es posible por disposición del Creador, higiene, prevención, alimentación, medicina y farmacia. Hoy resulta factible que los chicos conozcan a sus bisabuelos. Desde esta columna, expreso sentidas condolencias a su querida familia. (O)