Gobierno de Washington impuso este jueves una dura batería de sanciones contra Rusia y expulsó a diez miembros de su legación diplomática por los presuntos ciberataques de Moscú, su injerencia en las elecciones estadounidenses, la ocupación de Crimea y las recompensas por soldados de EE.UU. en Afganistán.
Para ello, el presidente estadounidense, Joe Biden, emitió una orden ejecutiva proclamando una emergencia nacional «respecto a la amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional, política exterior y economía de EE.UU.» que suponen las actividades «dañinas» de Rusia en el exterior.
En un llamada con periodistas, funcionarios de la Administración aclararon que EE.UU. no busca una escalada de tensión con Rusia pese a estas acciones: «No queremos una espiral descendente, creemos que podemos y deberíamos evitar eso, pero también hemos dejado claro públicamente que defenderemos nuestros intereses nacionales».
Sobre los diez miembros de la misión diplomática rusa expulsados, el Gobierno estadounidense únicamente ha aclarado que entre ellos hay «representantes de los servicios de Inteligencia rusos».
En ese sentido, EE.UU. ha sancionado, además, a seis empresas tecnológicas de Rusia a las que acusa de apoyar a la Inteligencia de ese país.
EE.UU. ha atribuido a agencias de espionaje rusas, específicamente al Servicio de Seguridad Federal, la Dirección de Inteligencia y el Servicio de Inteligencia Exterior, el ciberataque masivo contra sistemas del Gobierno y grandes compañías estadounidenses a través del programa SolarWinds. (I)