Una erupción colosal en una isla de la actual Indonesia en el siglo XIII y, pocos años después, el desmoronamiento del segundo imperio más extenso de la historia, el Mongol. Dos sucesos separados por pocos años y miles de kilómetros, pero que un grupo de investigadores cree que están relacionados.
La erupción del volcán Samalas en 1257 en la ahora isla indonesia de Lombok alteró el monzón asiático y provocó anomalías climáticas globales que pudieron contribuir a la desintegración del Imperio Mongol e, indirectamente, que Pekín sea la capital de China.
«La erupción del Samalas puede haber tenido un importante papel que los historiadores aún no han destacado. Eso hace nuestra investigación bastante novedosa», explica a Stephen Pow, de la Universidad de San Petersburgo, en Rusia.
Este medievalista canadiense, especializado en el Imperio Mongol, ha presentado hoy la investigación en el congreso anual de la Unión Europea de Geociencias, que se celebra de forma telemática por la pandemia.
Pow forma parte de un equipo de investigadores especializados en distintos campos científicos, desde historia y arqueología hasta geología, paleoclima y geoquímica, que publicarán su investigación dentro de poco en la revista Climate of the Past.
El fin de un imperio que se extendía desde la península de Corea hasta el Danubio se produjo poco después de la mayor erupción de los últimos dos mil años y con el trasfondo de una guerra entre los aspirantes al trono.
Esa desintegración se ha explicado hasta ahora como un suceso político guiado por motivaciones individuales, pero se produjo en medio de epidemias (una de ellas acabó con el último Gran Kan del imperio unificado), hambrunas y un clima errático que los investigadores relacionan con la erupción.
Pow subraya que no quieren ser deterministas, que evidentemente no todo lo ocurrido está relacionado con la erupción y que las decisiones humanas son fundamentales, pero que tampoco se puede ignorar el contexto del cambio climático y los desastres naturales.
«La investigación muestra una imagen más compleja de la historia», resume.
EPIDEMIAS Y HAMBRE
En fuentes históricas hay menciones a una epidemia en China en 1259 que acabó con la vida de Möngke Kan, el último gobernante del Imperio Mongol unificado, lo que desató la guerra por el trono.
Los investigadores han descubierto que entre 1258 y 1259 hubo muchas epidemias en Eurasia, desde Inglaterra hasta Irak y China.
Al parecer, pudo tratarse de cólera por las descripciones de la época -en numerosos escritos se recomienda evitar beber agua- y porque se ha estudiado una relación entre otras grandes erupciones y el estallido de brotes de esa enfermedad.
El investigador indica que las grandes erupciones tropicales como la del Samalas afectan al fenómeno climático de El Niño, lo que se traduce en Asia en una elevación de las temperaturas en el golfo de Bengala, que a su vez lleva a una enorme floración de plancton, donde vive la bacteria que desata el cólera.
Aunque los investigadores señalan que no pueden estar totalmente seguros de que se tratase de cólera, si fuera así, la conexión con el volcán sería «particularmente sorprendente».
Los aerosoles arrojados a la atmósfera en la erupción redujeron la radiación solar, enfriando la atmósfera durante años y causando malas cosechas y hambrunas en muchas partes de Eurasia.
AFECTÓ A LA GUERRA
Después de la muerte del Gran Kan por la epidemia durante su campaña de conquista de China, dos de sus hermanos, Kublai y Ariq Böke, se enfrentaron por el trono en el este de Asia. Al mismo tiempo, otros familiares crearon sus propios reinos independientes.
La sequía extrema en Mongolia y el este de China entre 1259 y 1260 afectó especialmente a la meseta mongola y castigó también a los animales, como los caballos, un arma de guerra clave para los mongoles.
Eso le dio ventaja a Kublai, asentado en China, y perjudicó a Ariq Böke, que dominaba Mongolia y las estepas de Asia Central, expone Pow.
La victoria de Kublai Kan llevó a la fundación de la dinastía Yuan en China y a situar la capital en Pekín, cuyo significado etimológico es «capital del norte», ubicada allí para estar cerca de la fuente de su poder en Mongolia.
UNA «ADVERTENCIA SOMBRÍA»
Esta investigación ofrece nuevos datos para comprender el impacto de la erupción del Salamas, que anteriores estudios vinculan con la aparición de la Pequeña Edad de Hielo, un periodo frío en el hemisferio norte que se extendió desde el siglo XIV al XIX.
Pese a que todo apunta que la erupción tuvo un impacto enorme en la historia, no es tan conocida para el gran público, algo que Pow atribuye a que no fue reconocida hasta 2003.
También señala que estas investigaciones suponen una «advertencia sombría» sobre las enormes consecuencias históricas y sociales que puede tener la alteración del clima. EFE