La manzana de la discordia

Esta historia empieza cuando los padres de Aquiles, Peleo y Tetis, se casaron e invitaron a todos los dioses a su boda. Pero cometieron un craso error, no invitaron a Eris, la diosa de la Discordia. Durante la celebración, los dioses comían, bebían y reían. De pronto, el cielo se oscureció y las risas cesaron. Frente a la mesa de los novios, apareció la diosa de la Discordia sosteniendo una manzana dorada.

Eris dejó la manzana en la mesa y desapareció. Resultó que la fruta tenía una inscripción que decía: “Para la más bella”. Todas las diosas empezaron a discutir por la manzana de la discordia. La alegre boda se tornó en una contienda y, a lo lejos, Eris contemplaba feliz lo que había causado. Las diosas Atenea, Afrodita y Hera no querían renunciar a la manzana y la disputa subía de tono. Intervino Zeus y ordenó que el dios mensajero, Hermes, trajera a un humano para que medie en el conflicto. Hermes regresó con Paris (sin tilde), un joven que encontró pastando unas ovejas. No, no era correísta.

Digamos que fue el primer Míster Universo de la historia. Un joven guapísimo. Entonces, Atenea se acercó a Paris y le propuso que si la elegía como la más bella, le daría inteligencia y la fortuna de que nadie jamás pudiera superarlo en batalla. Paris se acercó a Hera que estaba junto a su esposo Zeus y le susurró al oído que si la escogía como la más bella, sería emperador de toda Asia. Afrodita, diosa del amor y la belleza, le sonrió a Paris, se quitó la túnica y la dejó caer, diciendo: “Si me eliges, te daré el amor de la mujer más bella del mundo”. Paris quedó boquiabierto.

¿Y a quién creen que eligió? Pues, a Afrodita. Pero Paris no era un simple pastor, era hijo del rey de Troya, Príamo. La mujer más bella del mundo conocido, en ese entonces, era Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta. Cuando Paris parte a Esparta por orden de su padre, Helena y él se enamoran en el acto y la rapta, llevándola a Troya. Los troyanos, incautos, pensaron que el caballo de madera enviado a su ciudad era un regalo. Al llegar la noche, los espartanos salieron del caballo, se llevaron a Helena, quemaron Troya y Paris murió atravesado por una flecha, terminando así la guerra entre troyanos y espartanos. Helena regresó a Esparta y Menelao la perdonó.

Y todo este lío, por culpa de una manzana… (O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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