Carapaz: de la humildad a la grandeza suiza, y hace soñar con Tokio

El título alcanzado este domingo por el ciclista ecuatoriano Richard Carapaz, en la disputa del Tour de Suiza es, sin dudas, el fiel reflejo de un deportista forjado en la humildad, que se conduce en las pistas como el agua entre las rocas hacia el éxito y la grandeza que hace soñar a sus compatriotas con una medalla en los Juegos Olímpicos de este año en Tokio.

Si antes fue el Giro de Italia de 2019, pero con otro equipo, hoy ha conquistado otro título, el primero con el Team inglés Ineos, al ubicarse por sobre el colombiano Rigoberto Urán y del ganador de este domingo, el suizo Gino Mäder, aunque en la etapa final llegó a la meta en la quinta posición, obtuvo el título gracias sus actuaciones recientes, previo a su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio, donde actuará en representación de Ecuador.

De cuna humilde y sueños inmensos, «la Locomotora del Carchi», como también le dicen al intrépido jinete de los caballitos de acero, ha recibido con la misma humildad, serenidad e inspiración la disposición estratégica del club Ineos, para ser gregario o líder, pues su respuesta hasta ahora ha sido la misma: esforzarse por alcanzar la excelencia, en cualquiera de los dos puestos.

Su primer gran impacto, no solo al mundo del ciclismo, sino también al deporte en general y en otras manifestaciones, lo dio en el 2019 adjudicándose el Giro de Italia, en representación de otro equipo.

Carapaz, de 28 años, ha sabido sacar fortaleza de las debilidades: el primer regalo que le dio su padre, fue una bicicleta incompleta rescatada en un chatarrero. El niño la recibió como el más grande tesoro, sin imaginar que ahí arrancaría su camino a la gloria.

Richard Carapaz / Twitter INEOS Grenadiers

Las caídas y raspones hasta hacer suyo el control de la bicicleta, lo impulsaban como al cóndor por conquistar la montaña, sin descuidar su escolaridad y las arduas tareas en el campo, que fueron formando al hombre y su inclaudicable carácter, pero sin perder la inocencia y la alegría, que de él se escapan a raudales como de un manantial inagotable.

Para los que creían que lo de Carapaz en Italia solo fue un golpe de suerte, les redujo las sorpresas con su gran actuación en el Tour de Francia de 2020, su primera gran torneo con Ineos, donde salió como gregario del colombiano Egan Bernal que, por una lesión no pudo defender el título de 2019, y el ecuatoriano tomó la posta, le dio protagonismo al equipo, que acertó este año dándole la opción para pelear y ganar el título.

El trayecto no todo ha sido color de rosas, también afrontó caída, lesiones, desentendimiento con autoridades deportivas locales, pero sus objetivos siempre han sido los mismos y, si bien, esta hoy pletórico de alegría, vendrán de inmediato sus exigentes entrenamientos para el objetivo siguiente: los Olímpicos de Tokio, donde tendrá como compañeros en ruta a sus amigos Jefferson Cepeda y a Jonathan Caicedo, este último, en la especialidad contrarreloj, con el esquivo anhelo de las medallas olímpicas.

El único ecuatoriano que ha subido hasta el momento al podio olímpico, en los 20 kilómetros marcha, es el cuencano Jefferson Pérez, que obtuvo la de oro en Atlanta en 1996 y la de plata en Pekín 2008. EFE

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