Grandes grietas en paredes, muros y en el suelo han aparecido nuevamente en la ciudadela Jaime Roldós, al norte de Cuenca, por la reactivación de un movimiento de tierra que hay en este sector, y que fue detectado hace unos 15 años.
Debido a esta inestabilidad del terreno unas 15 casas han colapsado y otras 10 han sido demolidas por prevención. Asimismo, decenas de personas han tenido que ser evacuadas y reubicadas en otra zona.
Actualmente hay al menos unas 10 viviendas más que están en riesgo de caerse, especialmente, en el barrio Los Pinos, que está en la zona alta, por lo que sus propietarios piden la intervención urgente del Municipio de Cuenca.
Cristina Muñoz, moradora de este lugar, pidió a la municipalidad que haga una inspección inmediata para que confirme el peligro e intervenga a tiempo para evitar que ocurra una desgracia.
En ella es evidente la desesperación e impotencia, pues busca salvar su inmueble, cuya construcción le costó un gran sacrificio. Allí se han organizado para solicitar la atención de las autoridades.
Temor
Al igual que Muñoz, Juan Abad, otro vecino, también tiene temor. “Algunos días se puede escuchar como suena la tierra, parece que por adentro algo se rompe y pienso que en cualquier momento esto se puede ir (…)”, contó.
“Lo que pedimos es que las autoridades vengan, vean para que de alguna manera nos apoyen porque no queremos perder lo único que tenemos, si se caen nuestras casitas nos quedaremos en la calle…”, declaró.
María Ponce, también moradora de este sitio, indicó que de no ser atendidos tienen previsto hacer una marcha por el centro de la ciudad y un plantón frente al edificio de la Alcaldía de Cuenca.
“Aquí no solo están en peligro las casas sino también nuestras vidas… A pesar del miedo tenemos que permanecer aquí porque no tenemos a donde más ir, esto es lo único que tenemos…”, expresó.
Emergencia
En junio de 2019 Pedro Palacios, alcalde de Cuenca, declaró en emergencia a este sector, para la ejecución de obras emergentes. En septiembre de este mismo año la medida se extendió por 365 días.
Con esto se hicieron estudios geológicos y geotécnicos que determinaron los trabajos que tienen que hacerse para reducir la velocidad del deslizamiento, que se ha agravado con las lluvias en este año.
El cabildo ha ejecutado obras emergentes como drenajes para evitar la saturación de humedad y asimismo ha hecho algunos terraplenes con el propósito de reducir el peso y estabilizar el terreno, pero esto no ha sido suficiente.
Aún tiene pendientes nuevas intervenciones para prevenir que avance el movimiento de la masa de tierra, que de acuerdo con diagnósticos técnicos, se debe a una falla geológica.
En diciembre de 2018 concluyó la construcción de un muro de contención y unas especies de terrazas, las mismas que estaban destinadas a sostener el suelo y evitar desprendimientos de material.
Para Marco Apolo, ingeniero civil e investigador en geología, los trabajos que se hagan en la Jaime Roldós servirán únicamente para reducir la velocidad del movimiento del tierra no para evitarlo.
“Allí lo que se tiene que cumplir es la prohibición de no construir más… Las autoridades tienen que pensar en una reubicación completa de los habitantes de este lugar para derrocar las casas y reducir el peso…”, manifestó. (CSM)-(I)