Tres investigadores en reducción de riesgos coinciden en que es necesario actualizar el mapa de inestabilidad de suelos de Cuenca, que fue hecho entre 1998 y 2000, y que ha tenido algunos ajustes a lo largo de estos años.
Y es que este tema ha vuelto a la discusión pública tras la advertencia hecha por habitantes de la ciudadela Jaime Roldós, en cuanto a que el deslizamiento de tierra que hay en este lugar, y que fue detectado en 2012, se ha reactivado.
Asimismo por el deslave ocurrido el último domingo en San José de Balzay, en el sector conocido como Quebrada de Sacay, que destruyó una casa de madera y que ha puesto en peligro a otras viviendas.
Algo similar ocurre en la parroquia Sidcay, donde asimismo algunos inmuebles están en riesgo de colapsar porque en sus pisos, techos y paredes se han formado grandes grietas y trizaduras.
Parroquias
Marcelo Rivera, geólogo, explicó que hay fallas geológicas que afectan mayormente a 10 de las 15 parroquiales rurales que tiene Cuenca: Sinincay, Nulti, Sidcay, Llacao, Molleturo, Baños, Quingeo, Paccha, Octavio Cordero y Ricaurte.
“Es como una especie de anillo que rodea a la ciudad y que no puede ser evitado porque son grandes masas de tierra, pero claro que se puede reducir la velocidad del deslizamiento, el riesgo de daños y las pérdidas humanas…”, señaló.
Recordó que en 1998 la Red Sísmica del Austro (RSA) hizo un mapa de riesgos de Cuenca, en el que se identificaron un total de 27 zonas críticas, que están en el área urbana y rural.
“El problema de inestabilidad se agrava porque allí se hacen casas, hay mal manejo de aguas servidas y se hacen pozos sépticos sin ninguna consideración técnica… Entonces en cualquier momento puede ocurrir una desgracia…”, dijo.
Inestabilidad
Cristian Cabrera, ingeniero civil y especialista en análisis de suelos, indicó que en una buena parte de los sitios determinados como riesgosos la tierra está compuesta por rocas arcillosas y en algunos casos arenosas.
“Entonces si usted le inyecta humedad a este tipo de suelo se va a volver completamente inestable y frágil… Además, si a esto le suma el peso que se ejerce sobre este, entonces tenemos una bomba de tiempo…”, señaló.
Cabrera y Rivera concuerdan en que el Municipio de Cuenca debe declarar a estas zonas como prohibidas para cualquier tipo de construcción y destinarlas para otros fines como por ejemplo forestación y reforestación, con especies adecuadas.
“Este es un asunto en donde se contrapone lo técnico con lo social, pues hay personas que corren el riesgo y construyen porque no tienen otra opción, es lo único que tienen… Ese es un problema para las autoridades…”, sostuvo.
Trigales Altos
Marco Ruiz, ingeniero civil y asesor en estudio de suelos, recordó que en 2007 un movimiento de tierra afectó, por primera vez, a los habitantes de los Trigales Altos, al norte de Cuenca.
“Las casas se cayeron, muchas personas quedaron en la calle, a otras el Municipio de Cuenca les ayudó, pero allí ahora ya no se puede construir nada, está prohibido y es bien controlado… Ese es un ejemplo que se debe replicar…”, precisó.
Para Ruiz es necesario que la municipalidad mejore sus controles para evitar construcciones en áreas no autorizadas y aplicar sanciones que sean ejemplares para evitar que ocurran desgracias y pérdida de vidas. (I)