Con el cierre de las instituciones educativas, la maestra María Bravo tuvo que trasladar su trabajo a su hogar. Fue entonces cuando se presentó lo más complicado de la pandemia, además de evitar contagiarse: ayudar a sus hijos en sus actividades diarias y atender a sus estudiantes a través de una pantalla al mismo tiempo.
La combinación de la labor diaria en un solo lugar le trajo a María una serie de problemas: trabajo en exceso, cambios de ánimo frecuentes y cansancio que no pudo remediarlo por las distintas responsabilidades que tuvo que asumir.
“Eso de hacer muchas cosas al mismo tiempo fue muy difícil. Ahora como he buscado la manera de distribuir mi tiempo de mejor manera. Pero igual es cansado. No es tan fácil atender las tareas del hogar y trabajar en la casa”, dijo Bravo.
María Bravo no es la única que siente que el trabajo en medio de la emergencia sanitaria ha sido complejo.
De acuerdo a un estudio realizado por la Universidad del Azuay, la Universidad del Desarrollo de Chile y la Fundación Liderazgo, el 42,8% de los docentes del Ecuador sintió que estaba saturado por su trabajo entre frecuente y muy frecuente desde que su labor la tuvo que cumplir en casa.
La investigación, que estuvo a cargo de cinco docentes de la UDA, también recogió otros datos con el objetivo de mostrar los efectos del confinamiento entre los maestros de Inicial, Educación Básica y Bachillerato.
Resultados
Para conocer los efectos del teletrabajo, a principios de este año las investigadoras llevaron a cabo una encuesta en la que participaron 441 profesores de todo el Ecuador, quienes tenían entre 24 y 66 años.
Luego de procesar las respuestas de cada uno de los participantes, las investigadoras publicaron los resultados preliminares, ya que el objetivo final es escribir un artículo científico en el que se detallen lo sucedido entre los docentes.
“Algunos de los datos más relevantes fueron que el 48,7% de los profesores manifestó no haber podido respetar su horario laborar durante la pandemia. Eso es interesante porque al trabajar virtualmente y en casa hace que los horarios no se respeten”, explicó Cindy López, líder de la investigación.
Con el irrespeto al horario también aumentó el trabajo: en la encuesta, el 88,1% de los profesores dijo que la carga laboral era todavía más que en los meses previos al inicio de la emergencia sanitaria en Ecuador.
Si bien los horarios laborales y la carga de trabajo aumentaron, la investigación mostró que el 83,2% de los maestros cree que su labor ha resultado gratificante. Este dato, para López, muestra que los docentes han sido resilientes para cumplir con la enseñanza.
Aun así, las conclusiones de la investigación apuntan que se deben entregar herramientas socioemocionales a los profesores para que lleven de mejor manera el trabajo en casa.
En el caso de la propia Universidad del Azuay, hace un mes, llevó a cabo una serie de talleres, en los que participaron alrededor de 100 docentes, para brindarles espacios de desarrollo personal y emocional. Al final de estas capacitaciones, el 97% de los participantes lograron gestionar sus emociones.
Aquellos resultados, para las investigadoras, son un ejemplo de lo que se podría hacer por los docentes, quienes, si están bien anímicamente, sus estudiantes también lo estarán. (I)