Hace ya casi un año había escrito en esta columna la necesidad de tener una tasa de interés acorde para la reactivación; y hoy, la Superintendencia de Bancos ha propuesto una metodología de una tasa de interés en función del riesgo del cliente, es decir, con base a una tasa prime sobre la que se irá ajustando.
El negocio bancario se sostiene cuando el margen financiero es robusto, este depende de manera estadísticamente significativa, de aspectos regulatorios y de aspectos microeconómicos, siendo el riesgo tan solo uno de los componentes de la tasa de interés. El margen o spread bancario es la diferencia entre la tasa activa (la que se cobra por los préstamos) y la tasa pasiva (la que se paga por los depósitos), por lo que es importante para mantenerlo medir el precio del crédito, porque toda operación de crédito primero es un buen crédito y luego rentable; esto nos lleva a definir el precio del crédito o colocación de fondos como el costo de liquidez (factores de mercado + estructura del portafolio) más un margen de interés (riesgo de crédito + costo operativo + utilidad esperada + eventos exógenos).
Para mantener, dentro de una economía dolarizada, el negocio bancario atractivo y atender a los agentes económicos (empresas y familias) en sus necesidades de fondos, se propone una metodología para los tipos de interés mediante un modelo apilado que consiste en fijar la tasa activa a partir de una tasa de interés internacional, por ejemplo la tasa libor o la tasa prime y apilar primas por los factores regulatorios y microeconómicos y llegar a un precio del dinero que impulse la inversión y el consumo.
Si estamos de acuerdo que el negocio bancario en el Ecuador se caracteriza por una alta concentración y rivalidad, entonces, el libre juego del mercado no es el mejor mecanismo de fijación del precio del dinero. La tasa debería tener una adecuada regulación, y una alternativa como la que se propone es una opción en un mercado bancario con más características de un oligopolio que de competencia, bajo esta propuesta la tasa podría situarse alrededor del 8.78% para los perfiles de riesgo un tanto más alto. (O)