Tres aspectos son fundamentales para responder a las profundas interrogantes relacionadas al turismo: la percepción histórica del área en el Ecuador, el influjo del sector público y privado; y las perspectivas post pandemia que se avizoran.
La identidad ecuatoriana es diversa y compleja. En consecuencia, la dinámica social y económica del país no ha comprendido al turismo como generador de ingresos. Es así como, lamentablemente, el quehacer turístico no ha tenido cabida en el imaginario del ecuatoriano como una actividad seria, rentable y académica.
Un aspecto importante con relación a la percepción histórica del turismo ha sido el sector informal que ha desarrollado la actividad de manera improvisada, sin tener sólidas bases académicas, que se visualizan en la práctica laboral.
La relación entre los sectores público, privado y académico en lo turístico ha sido limitada. Cada uno de estos sectores ha intentado, hacer esfuerzos para generar crecimiento. Sin embargo, el poco conocimiento de la realidad y necesidades del sector han provocado escasos resultados en el área. Por otro lado, los parámetros educativos han sido impuestos a nivel estatal, ya que obedecen a los gobiernos de turno sin tomar en cuenta las realidades identitarias del país.
Los sentimientos de orgullo patrio, de conocimiento profundo de nuestro valor, de reconocer nuestra riqueza, no son enfatizados a nivel comunitario, educativo ni social; a pesar de eso, no todo ha sido negativo en la pandemia. Esta pausa en el sector turístico puede generar un golpe de suerte que, si sabemos aprovecharlo, renacerá. Es momento de pensar en la unión de fuerzas. Debemos sumar, según nuestros contextos y necesidades con una voz propia que no imite modelos impuestos, para generar un cambio. Cada generación es marcada por algún evento histórico. Nuestra marca será el COVID- 19. Ojalá se tatúe en nuestra piel para recordar que haremos bien. (O) (Revista El Turismólogo, Ecuador)