Berlín.- La Asamblea Federal alemana reeligió hoy al actual presidente del país, Frank-Walter Steinmeier, para un nuevo periodo de cinco años al frente de la jefatura del Estado, un cargo representativo para el que contó con el apoyo de los principales partidos políticos del país.
Steinmeier, de origen socialdemócrata, fue elegido por 1.045 votos de los 1.425 votos válidos emitidos, según el escrutinio leído por Bärbel Bas, la presidenta del Bundestag, la cámara baja del Parlamento alemán.
Podían votar 1.472 personas: los 736 diputados del Bundestag más la misma cantidad de representantes propuestos por las asambleas legislativas de los «Länder», entre los que además de políticos había representantes de diversos ámbitos la sociedad alemana. Al final se contabilizaron 1.437 sufragios, 86 abstenciones y 12 votos no válidos.
Por esta razón en la votación para designar al presidente alemán se pudo ver no solo a diputados y políticos regionales, sino a deportistas, científicos y hasta a una «drag queen», en una soleada y fría jornada en Berlín que unió a la solemnidad de un acto oficial la contribución festiva que hicieron en redes sociales muchos de los que emitieron su voto.
La reelección del antiguo ministro de Asuntos Exteriores se daba por hecha tras el consenso que recibió su candidatura por parte de los partidos que integran la coalición que gobierna Alemania y que preside el también socialdemócrata Olaf Scholz.
De 66 años, Steinmeier es el quinto presidente alemán que renueva en el cargo; antes que él lo hizo en 2009 Horst Köhler, que sin embargo dimitió un año después.
Steinmeier fue ministro de Exteriores entre 2005 y 2009 y entre 2013 y 2017; además, fue el candidato socialdemócrata a la cancillería en las elecciones federales de 2009, en las que fue derrotado por Angela Merkel
El Partido Liberal (FDP), los Verdes y el Partido Socialdemócrata (SPD) ya contaban con mayoría suficiente para reelegir a Steinmeier, quien se decidió a repetir en el cargo, según dijo cuando anunció su candidatura, para «seguir acompañando al país en el camino hacia un futuro tras la pandemia».
Al confirmar que estaba dispuesto a seguir en el cargo, Steinmeier declaró que su intención era la de contribuir a «construir puentes» desde la presidencia y no dejar que la crisis provocada por la pandemia derive en una «división social» del país.
CANDIDATO SIN RIVAL Y UN DESAFÍO DE LA ULTRADERECHA A LA CDU
Frente a Steinmeier se presentaban tres candidatos sin posibilidades de prosperar: Gerhard Trabert, propuesto por La Izquierda; Max Otte, apoyado por la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) y Stefanie Gebauer, presentada por la agrupación derechista Freie Wähler (Electores Libres).
La candidatura de Otte -que recibió 140 votos- fue la única que mereció realmente una atención mediática de entre las rivales de Steinmeier dado que su propuesta por parte de la AfD fue un reto lanzado a la conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU).
El economista Otte pertenecía al ala derechista «Unión de Valores» de los conservadores, que ya iniciaron el procedimiento para su expulsión del partido, y el apoyo recibido desde la AfD se consideró un desafío a la formación de la excanciller Angela Merkel por no haber designado un candidato propio a la Presidencia del país.
VOTACIÓN DE POLÍTICOS Y REPRESENTANTES DE LA SOCIEDAD ALEMANA
La ceremonia se desarrolló en la sede del Parlamento alemán que, por la pandemia, no pudo albergar la votación en el hemiciclo donde se reúnen los diputados del Bundestag pues no habría podido respetarse la distancia mínima social entre los 1.472 delegados miembros de la Asamblea.
Por ello los designados para la ceremonia del voto tuvieron que ser repartidos entre ese lugar y otras dependencias anexas que albergan despachos y oficinas parlamentarias, desde los que muchos de los delegados siguieron el acto en pantallas.
Este año había políticos entre los designados por los «Länder», como la excanciller Angela Merkel -por el parlamento regional de Mecklenburgo-Antepomerania- o exministros como Edmund Stoiber y Horst Seehofer.
Como en anteriores ocasiones el color a la votación lo pusieron otros muchos representantes de la ciudadanía, entre los que estaban el virólogo de referencia durante la pandemia Christian Drosten, la cofundadora de la biotecnológica BioNTech Özlem Türeci o el premio Nobel de Química Benjamin List.
También pudieron votar en la ceremonia el astronauta Alexander Gerst, el seleccionador del equipo nacional de fútbol, Hansi Flick, el futbolista del Bayern Leon Goretzka, el pianista Igor Levit y las actrices Renan Demirkan y Sibel Kekilli.
Por La Izquierda también se vio votar a la «drag queen» berlinesa Gloria Viagra, quien dejó claro antes de la ceremonia que ella no apoyaría a Steinmeier sino a Trabert, el conocido como «doctor de los sintecho», porque con él, opinaba, se arrojaría «una nueva luz» sobre la situación social del país. EFE
Personificación del consenso alemán
El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, fue reelegido hoy para el cargo, cinco años después de acceder al puesto como candidato de consenso de la conservadora Angela Merkel y ratificado ahora con el socialdemócrata Olaf Scholz en la Cancillería.
Steinmeier, de 66 años, obtuvo un amplio respaldo de la Asamblea Federal, la cámara mixta integrada por los diputados del Bundestag (cámara baja) y delegados de los «Länder» (estados federados), cuya única función es reunirse para elegir al primer cargo representativo del país.
De origen socialdemócrata, aunque formalmente dejó en suspenso su militancia al acceder a la Presidencia, personifica el consenso como forma de hacer política de la primera potencia europea.
Desde que entró en la alta política federal ha conocido tres cancilleres: primero fue el hombre a la sombra del socialdemócrata Gerhard Schröder (1998-2005), luego ministro y también rival de Merkel (2005-2021) y ahora ha visto cómo la socialdemocracia recuperaba el poder, a través de Scholz.
Con cada uno de estos jefes de gobierno se comportó como un político leal, lo que en el caso de Merkel llevó a extremos difíciles de imaginar en otros contextos.
Accedió a la presidencia en 2017, como sucesor del pastor protestante y disidente en tiempos de la Alemania comunista Joachim Gauck.
Ya entonces contó con los votos del bloque conservador de Merkel y de sus socios socialdemócratas, así como de los opositores liberales y verdes. Había sido ministro de Exteriores del primer y del tercer gobierno de Merkel y estaba entre los políticos mejor valorados del país.
Su carácter cordial, así como sus dotes diplomáticas, le predestinaban al puesto de presidente del país, un cargo que en Alemania se identifica con la neutralidad y al que se atribuye carácter de autoridad moral.
Nacido el 5 de enero de 1956 en Detmold (centro del país), Steinmeier ingresó en el Partido Socialdemócrata (SPD) en 1975, pero no hizo carrera en la formación hasta convertirse en 1991 en asesor de Schröder, por entonces primer ministro del «Land» de Baja Sajonia.
De ese puesto pasó al de secretario de Estado de la Cancillería y en julio de 1999 al de ser jefe del departamento, un puesto clave, ya que dirige el gabinete del jefe del Gobierno.
Desde esta discreta posición coordinó la política gubernamental, incluidos los servicios de inteligencia, y organizó la Agenda 2010, el duro plan de reformas sociales, que parte del electorado del SPD encajó como una traición.
Con la derrota de Schröder, en 2005, saltó al puesto de ministro de Exteriores de la gran coalición de Merkel. Fue el jefe de la diplomacia alemana perfecto para la canciller, ansiosa de mostrar una Alemania poderosa, pero conciliadora.
Cuatro años después, tras imponerse al ala más izquierdista del SPD, fue designado candidato a la Cancillería en las elecciones generales. Cayó ante Merkel y hundió a su partido en lo que, por entonces, fue su peor resultado histórico en unos comicios generales.
Pasó a liderar a la oposición en el Bundestag (Parlamento federal), mientras Merkel recuperaba como socio de gobierno a su teórico aliado natural, el Partido Liberal (FDP).
En las siguientes generales de 2013, fueron los socios liberales los castigados por las urnas, mientras Merkel afianzaba su poder. La canciller conservadora volvía a la gran coalición, con Steinmeier en Exteriores.
Pese a ser un socialdemócrata, Merkel le respaldó para suceder al independiente Gauck. Meses después de acceder a la Presidencia, Steinmeier dio una prueba de lealtad que puso contra las cuerdas a Martin Schulz, el último socialdemócrata que trató de derrotar en las urnas a Merkel.
Schulz había arrastrado al SPD al siguiente récord a la baja. Se negaba a tantear siquiera otra gran coalición con Merkel, pese a ser la única mayoría estable posible para evitar unas elecciones anticipadas.
Intervino ahí Steinmeier. Tras varias reuniones a puerta cerrada en el Palacio de Bellevue, la sede presidencial, Schulz accedió al siguiente pacto de coalición, sin él en el Gobierno ni al frente del SPD. Steinmeier, el exsoldado del socialdemócrata Schröder, fue el mejor aliado de la conservadora Merkel.
En lo privado, Steinmeier responde al perfil de estabilidad: está casado desde 1995 con la jurista Elke Büdenbender, a la que en 2010 donó un riñón para un trasplante, y con la que tiene una hija. EFE