A pocos días de las fiestas del Carnaval, los ecuatorianos deberíamos ser muy cautos en el proceso de socialización que en estos días asumamos. Si la Navidad y el Año Nuevo conllevaron un elevado índice de contagios, con mayor razón la exposición que en las fiestas del Carnaval, se registra, cuya celebración se vuelca en calles y plazas y, también a nivel privado, en casas y en fincas.
Reflexionemos a fin de que una actitud responsable guie nuestras acciones y podamos evitar una expansión del Coronavirus, que podría revestir niveles de alta peligrosidad.
El país y el mundo entero aún se encuentran inmersos en un alto nivel de contagio, por ello, pese a la vacuna y a sus tres dosis ya otorgadas a la gran a la gran mayoría de personas, la modalidad Omicrón aún es altamente exponencial y, por ello, aspiramos que la población exagere sus capacidades de protección y cuidado. Qué las aguas del Carnaval y sus bombas, serpentinas, talco, flores, fruta, comparsas; su gastronomía como el puerco horneado, el mote pata, el dulce de higo y más delicias, acompañadas de zhumir y canelazos, controlen el ímpetu de los carnavales, en bien de la salud de la población. (O)
“A la voz del Carnaval,
Todo el mundo se levanta,
Qué bonito es el Carnaval…”