Lo sucedido con el tan desacreditado y cuestionado Consejo de Participación Ciudadana y Control Social no podrá tener otro calificativo más que deplorable, cuestionable y completamente repudiable; más aún cuando se supone que el espíritu de esta Institución, según reza literalmente en la página electrónica es “Promover e incentivar el ejercicio de los derechos relativos a la Participación Ciudadana y Control Social, fomentando la transparencia y la ética”, a lo cual, lo acaecido en los últimos días difiere por completo de la transparencia y la ética.
Es triste escuchar en ciertos medios de comunicación que, el país se va acostumbrando de a poco a los escándalos y posiciones turbias de los politiqueros que han logrado espacios en la palestra nacional, cuando por el contrario, deberíamos mantener como imágenes públicas a personas de reputación intachable, trayectoria reconocida pero por sobre todas las cosas, de conciencia tranquila, de esas que siembran admiración y ejemplo en la sociedad y que tanto requerimos que aparezcan para que dirijan nuestra nación.
Actuamos de manera pasiva, somos muy benévolos con las personas que han mancillado nuestra imagen, y si, nosotros hemos permitido que sinvergüenzas y zalameros lleguen a cubrir cargos de representación y responsabilidad. Debemos de una vez por todas alzarnos en conciencia y desde la resiliencia construir un mejor pueblo, tomando como premisas a la lealtad, el camino de la justicia y la equidad. (O)