Cuando llega la mañana, tres mujeres se alistan para hacer lo que ya es una costumbre y una necesidad: entrar cuarto por cuarto, despertar a los niños y jóvenes, bañarlos, darles de comer, hacerles participar en las actividades que se llevan a cabo para su recreación y desarrollo, volver a alimentarlos.
En resumen: estar pendientes de 18 vidas de niños y jóvenes con discapacidad severa, quienes viven en Osso (Organización de Servicios para el Socorro de los Orfanatos), una fundación que surgió con la ayuda de Estados Unidos, en principio, para apoyar y canalizar donaciones a los orfanatos de Cuenca y Azogues.
Sin embargo, después de conocerse la realidad de los niños y jóvenes con discapacidad, la fundación, en el 2007, decidió extender su vocación hacia ellos, hacia servirles y, tratar, de alguna manera, de brindarles una vida digna.
Para eso, la Fundación Osso, junto con otras organizaciones norteamericanas, levantaron un hogar en las inmediaciones de la Panamericana Norte, en donde, desde hace tres lustros sirven a las personas con discapacidad.
El camino, desde entonces, no ha sido fácil, reconoce su administradora, María Lorena Tello. En primera instancia porque se requiere de una paciencia inagotable y de recursos económicos que permitan ser sustentables con el paso del tiempo.
“Muchos de ellos están desde pequeñitos. La mayoría ha sido privada de su núcleo familiar. Nosotros les hemos visto crecer. Todos ellos son como hermanitos, y las personas que las cuidan son sus tías, como las llamamos acá”, dice María Lorena.
Por ejemplo, entre los que están desde hace muchos años en el hogar de la fundación está Martín, un joven de 23 años. El estar en una silla de ruedas no le priva de moverse de un lado al otro, de pasearse por los espacios abiertos de su hogar.
Vocación
Para Martín, tener esa libertad se ha debido a la paciencia de sus “tías” y al apoyo que se busca constantemente para sostener el hogar, en donde él, junto a la psicóloga, suele pintar cerámicas para venderlas a las personas que las visitan.
Con el dinero recaudado, Martín se compra camisetas del Deportivo Cuenca y de la selección ecuatoriana de fútbol.
Sin la vocación, sin la paciencia y la fuerza de seguir, lo más probable es que otra historia, mucho menos agradable, se hubiera registrado en las personas que viven en el hogar.
“Esto nos ha ayudado a ser pacientes, a amar con sinceridad, porque hay que aprender a amar a estos niños. Y, una vez que se los ama, se les puede dar todo a ellos”, dice Ana María Paredes, quien trabaja desde hace 15 años en la fundación.
En todo el tiempo que está Ana, ella ha aprendido a conocerles a quienes son como sus hijos. Al no saber hablar, a tener una dependencia completa, las personas que atienden a los niños y jóvenes han tenido que afinar sus sentidos para ayudarlos.
Necesidades
Sin recursos, el hogar no avanza. Por ello es que la búsqueda de convenios y ayudas por parte de la fundación es constante, principalmente para adquirir las medicinas y los pañales para adultos.
Solo para los medicamentos la fundación requiere alrededor de 2.500 dólares mensuales, mientras que, para los pañales, se necesita entre 1.500 y 1.700 dólares.
“Nosotros no pedidos dinero. Lo que pedimos son los implementos de cuidado para los niños y jóvenes que nos necesitan porque es difícil avanzar sin los recursos”, dice María Lorena Tello.
Además del trabajo humano, la base que sostiene a la fundación son las colaboraciones que cualquiera puede cumplir. Basta con llegar a las instalaciones y mirar la labor diaria del personal para que la solidaridad aflore en el hogar.
APOYOS
15 años despúes la fundación sigue funcionando para ayudar a las personas con discapacidad que necesitan de mucha ayuda para vivir.
2001 fue el año en el que empezó a funcionar la Organización de Servicios para el Socorro de los Orfanatos. Fue un 30 de noviembre.
2007 fue el año en la que se constituyó la fundación, con el apoyo de otras organizaciones de Estados Unidos, abrieron un hogar para niños y jóvenes con discapacidad.
- Las instalaciones de Osso se encuentran en las calles Italia 3-21, entre Francia y Unión Soviética, cerca del Cuartel Dávalos.
- Las personas pueden hacer las donaciones directamente en el edificio donde se emplaza la fundación, al norte de Cuenca.
- En principio la misión fue ayudar a canalizar las donaciones y ayudas para los orfanatos de Cuenca y Azogues. (AWM)-(I)