El recurso de habeas corpus concedido por un Juez, a favor del ex Vicepresidente de la república Jorge Glas, ha desatado una polémica entre quienes cuestionan dicha medida y entre quienes la defienden. Una polémica que, si bien aparentemente tendría argumentos jurídicos, en el fondo tiene motivaciones políticas que han terminado por exacerbar la dicotomía entre el “correísmo” y el “anticorreísmo”.
Por un lado, a pesar de que la excarcelación de Glas no significa que su condena haya desaparecido, sectores correístas han tratado de presentar el habeas corpus a Glas como una especie de declaración de inocencia y, en tal sentido, como un motivo de propaganda política a su favor.
Por otro lado, dentro de los sectores anticorreístas hay grupos que no sólo critican el habeas corpus a favor de Glas, sino que han llegado a acusar el Gobierno de Lasso de haber realizado un pacto con el correísmo para facilitar la salida de Glas de la cárcel.
De su parte el Gobierno que, a través de funcionarios gubernamentales y del SNAI no realizó ningún cuestionamiento en la audiencia de habeas corpus, ante la avalancha de críticas recibidas de sectores anticorreístas (que incluiría a algunos grandes medios de comunicación del país) no sólo que negaría un pacto con el correísmo, sino que también se sumaría a cuestionar el habeas corpus, e incluso, a apelar dicho recurso. En este marco, el Presidente Lasso denunciaría presiones para que “meta sus manos en la Justicia” por este caso, ante lo cual el respondería:“A Correa le criticaban porque metía sus manos en la Justicia, y ahora me critican a mí por no hacer lo mismo”.
A tenor de estas declaraciones del Presidente lo que se podría decir es de que el calor de la polarización política, y las pasiones que esta ha desatado, no sólo que impediría un análisis frio y objetivo de las razones jurídicas del habeas corpus concedido a Glas, sino que relativizaría el tema de la división de poderes como un elemento consubstancial de la institucionalidad democrática. Por lo demás, objetivamente, un pacto del correísmo con el Gobierno de Lasso resulta poco probable, pues para este último resulta estratégico seguir usando el anticorreísmo como un elemento clave de legitimación frente a una buena parte de la población. (O)