Es concluyente, la escalada de precios que estamos viviendo en nuestra sociedad es preocupante y, en algunos casos alarmante, son diversos sectores los que han sido golpeados por los incrementos de precios en el mercado nacional o internacional y, como consecuencia, estos han procedido a realizar el respectivo traslado del alza al consumidor final, es decir directo al bolsillo de nuestros hogares.
En consecuencia, las secuelas de la pandemia sumadas a los efectos de la peor idiotez humana, como es la guerra, tienen una gran incidencia en los resultados que vivimos en los mercados, el alza desmedida del costo de fletes por importación, los precios de los combustibles por las nubes, el dinero que, de manera lenta pero constante, viene achicándose en los hogares y, por sobre todas las cosas, la especulación y el nerviosismo generado en los mercados perfilan panoramas difusos para el entorno económico – productivo global.
Es momento de ser cautos, son épocas en las cuales debemos ser muy precavidos con nuestras economías, mal haríamos si es que no nos fijamos en lo que sucede en nuestro entorno inmediato y adoptamos una actitud precavida ante las posibilidades que puedan venirse mas adelante. No elegimos vivir una pandemia, no pedimos armar una guerra, mas sin embargo si tenemos que lidiar irremediablemente con las consecuencias descritas anteriormente. (O)