Reclamos al Gobierno en masiva marcha por el Día del Trabajo en Quito

 Una masiva marcha de distintos sectores sociales en la capital de Ecuador conjugó este domingo varios reclamos contra el Gobierno de Guillermo Lasso, por la falta de empleo y por la aplicación de lo que consideran políticas neoliberales que afectan a los más pobres.

Las manifestaciones se registraron también en distintos sectores del país, donde los participantes gritaron consignas contra el Gobierno, en demanda de mejores condiciones de vida y exigiendo mayores esfuerzos en la lucha contra la corrupción.

«Mi país no es un negocio», rezaba una de las pancartas en la marcha de Quito, que partió desde la sede del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social y recorrió sin incidentes por calles del centro histórico para culminar en la Plaza de San Francisco, a pocas cuadras del palacio presidencial de Carondelet.

En la marcha -custodiada por la Policía- hubo música, el grito de consignas al ritmo de tambores e incluso la participación de grupos de baile.

Aunque en general las primeras horas de las marchas se desarrollaron sin desmanes en distintas ciudades, en Guayaquil un policía sufrió heridas en su rostro al ser alcanzado por pirotecnia.

«Esta mañana, un servidor de la Policía de Ecuador recibió el impacto de una camareta en su rostro. Mientras brindaba seguridad a la marcha por el 1 de mayo, fue víctima de este ataque. Los policías también son trabajadores y merecen el respeto ciudadano. Estos actos son repudiables», señaló el Ministerio del Interior en Twitter, sin profundizar en el contexto en que ocurrió el hecho.

OTROS RECLAMOS

Banderas de Ecuador y las correspondientes a las ciudades donde se desarrollaron las marchas, acompañaron a los manifestantes, entre quienes también había grupos feministas que criticaban la entrada en vigor del reglamento de la ley del aborto por violación con el veto presidencial.

Entre los cambios más sustancias introducidos, Lasso estableció el plazo de acceso al aborto en casos de violación en las primeras 12 semanas de gestación para todas las mujeres y eliminó la excepción de 18 semanas que existía en el texto original para niñas, adolescentes, indígenas y mujeres del área rural.

También estableció una serie de requisitos, entre ellos la obligación de la solicitante de presentar una denuncia por violación, una declaración jurada o los resultados de un examen médico que atestigüen que ha existido la agresión sexual.

Y desarrolló el capítulo de la objeción de conciencia para dar libertad a los médicos de negarse a practicar el procedimiento si va en contra de sus convicciones.

UNIDAD

En las manifestaciones, que también se realizaron en Cuenca, Machala, Esmeraldas, Quevedo y Guaranda, entre otros, se repitieron los pedidos de creación de empleo, el rechazo a supuestos intentos de privatizaciones de áreas estratégicas y en demanda de mayor unidad de la población para afrontar decisiones impopulares del Gobierno.

El presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), Leonidas Iza, pidió «unidad para derrotar las políticas neoliberales del Gobierno», que este mes cumple su primer año.

El dirigente sindical Mesías Tatamuez calificó a la jornada como «un Primero de Mayo masivo, unitario, respetando el derecho universal» para protestar.

«La violencia la rechazamos venga de donde venga», recalcó al destacar que las manifestaciones en Quito fueron pacíficas, lo que corroboró el general de Distrito, César Zapata, al felicitar a los entre «5.000 y 6.000 personas» que participaron en la marcha que se dio en medio de un asueto de tres días en el país.

Las manifestaciones, en las que se pidió también que no se recorte presupuesto para la educación ni la salud, se desarrollaron en momentos en que Ecuador reporta una considerable bajada de los contagios de covid-19, lo que llevó al Gobierno a eliminar el uso obligatorio de la mascarilla.

Aun así, varios manifestantes portaban mascarillas, aunque en menor cantidad en zonas costeras como Esmeraldas, donde -por otra parte- al igual que en Guayas y Manabí rige desde el viernes un estado de excepción para intentar controlar los índices de violencia, que se incrementaron en los últimos meses, con varios asaltos, robos y casos de sicariato. EFE

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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