A la racha de aluviones invernales se está formando un aluvión político. El “gobierno del encuentro” llega a su primer año con agrios desencuentros, ofreció gobernar para todos, pero sus políticas económicas son contrarias a las expectativas del pueblo. Junto a la vacunación exitosa, están los hospitales públicos desprovistos de medicinas, no se paga la deuda estatal al IESS, locales y servicios escolares en ruina, abandono a artesanos y campesinos, entreguismo a transnacionales mineras, favoritismo a élites financieras, centralismo agobiante, injusta atención a las provincias y corrupción en todo el Estado.
La delincuencia organizada y el narcotráfico no solo siembra descomposición moral e inseguridad social, sino desestabiliza al gobierno mostrándolo como incapaz de dar una respuesta efectiva, pero con funcionarios ágiles para permitir que los delincuentes vayan a sus casitas.
Los partidos políticos están despedazados internamente, vaciados ética e ideológicamente, sin democracia y deliberación interna, sin militantes preparados, carentes de conductas coherentes, disociados en facciones con “emprendimientos” particulares donde cunde el oportunismo. Algunos partidos parecen casas de alquiler.
Por otro lado, están muy activos poderosos personajes procesados penalmente por asociación ilícita, cohecho, concusión, peculado y enriquecimiento ilícito con vínculos sólidos con la administración pública y la justicia y están al acecho de cualquier oportunidad para lograr su impunidad.
El aluvión se engrosa con instituciones públicas y personeros representativos en situación de total precariedad, con desprestigio e ilegitimidad acumulados que causa desconfianza e incredulidad ciudadana, siendo más preocupante la contaminación de entidades de seguridad ciudadana mientras otras mantienen una pasividad y mutismo cómplice.
Se completa la amenaza con una ciudadanía en gran parte vaciada de civismo y esperanza por la corrupción, la posverdad, la mentira y el cinismo que se van naturalizando.
La ciudadanía tiene la palabra, pero no debe dejarse engañar por los mismos líderes corruptos causantes del desastre nacional. El sentimiento de defraudación es total y se oye ¡que se vayan todos! pero ¿quién se beneficiará del gran aluvión que se aproxima? (O)