Si ensayamos un símil entre los períodos de las autoridades electas por votación popular y una carrera universitaria, podríamos concluir que, en este primer año, su nota corresponde a un suspendido.
Pues, si bien es cierto han existido aisladas acciones para el cumplimiento de sus planes de gobierno, son más los temas pendientes para sacar adelante al país.
En el caso de la Asamblea Nacional, su tarea legislativa ha sido modesta, pues han actuado más con aprobaciones de último momento, o errores de buena fe durante la votación para aprobar polémicas normas; deja mucho por desear el debate parlamentario, las propuestas y la construcción colectiva.
Pero, sobre todo reposan en el sueño de los justos, importantes proyectos de Ley que aspiran dar respuesta a los problemas del país, como seguridad (uso progresivo de la fuerza), recuperación de activos (combate contra la corrupción), entre otros.
Y, por último, la tarea fiscalizadora se ha concentrado en muchas denuncias, y pocos procesos. Jugando más con la amenaza, que con un real proceso de control político.
Mientras que, en el caso del Ejecutivo, si bien se inició con importantes noticias respecto al proceso de vacunación, a lo largo de este primer año se han descuidado otros sectores, entre ellos el combate contra la delincuencia, muestra de ello es que en el último mes se han realizado importantes movimientos a nivel del gabinete ministerial, para reforzar y mejorar las respuestas en este sentido.
No obstante, existen más preocupaciones de los ecuatorianos, así como otros puntos del plan de gobierno que deben cumplirse, tales como aumento del empleo, soluciones habitacionales, comercio exterior, entre otros, que deben concretarse al inicio de este segundo año de gobierno.
El cumplimiento del primer año de gobierno, tanto del Legislativo como del Ejecutivo, marcan un fin de una larga “luna de miel” entre las fuerzas políticas. A partir de este momento, los movimientos sociales y la ciudadanía en general serán más críticos y exigirán resultados concretos. (O)