En esta semana tuvimos la oportunidad de atravesar el parque Calderón a plena luz del día pudiendo percibir escenarios que en múltiples ocasiones se pasan por alto, teniendo entre ellos la belleza del entorno, sus encantadores alrededores y lo más importante de todo, unos personajes muy simpáticos que día a día entablan su lugar de encuentro en una banca especifica de mencionado escenario quienes, luego de varios meses de encierro obligado, volvieron a ocupar sus sitiales que les esperaban ansiosos de escuchar sus anécdotas, historias, costumbres y hasta picardías.
Estos protagonistas, luego de haber entregado su vida para que las generaciones actuales se sostengan, desarrollaron este lugar de encuentro como un espacio en el cual puedan conversar entre codo y codo algún chiste de su juventud, discernir lo que pasa en la actualidad o deleitarse con el paso de una joven dejándose llevar por su encantamiento momentáneo. Mas, sea cual fuere la situación, estas personas son las que dan el realce del sector y llenan de alegría, colorido y felicidad un entorno que si ni los tuviera, de seguro sería un espacio más de cemento de nuestra querida Atenas.
Noa alegra muchísimo que una costumbre instaurada por nuestros ancestros hoy en día retoma con fuerza y vigor, es más, mi estimado lector, no deje de prestar atención a estos espacios e intente identificar si es que en los pasillos no encuentra a un conocido, un familiar, o al espejo que muy posiblemente nos refleje en los mismos lugares el día de mañana. Un abrazo grande a todos nuestros amigos del parque Calderón, serán los recovecos y las banquetas quienes se graben sus recuerdos. (O)