Acostumbrada al espectáculo de baja ralea, la reunión sobre seguridad convocada por el presidente Lasso, sirvió para que Cynthia Viteri llegue a Quito al estilo “Hombres de negro” la tan consagrada saga del cine de los lentes oscuros, los fortachones, las armas y en este caso, cerca de 100 camionetas de la Agencia de Tránsito Municipal de Guayaquil.
La gestión de Viteri es la continuidad del modelo populista de Nebot; los dos han manejado la ciudad desde hace 22 años. Ellos no se ruborizan cuando se lavan las manos al haber hecho muy poco para sacar del caos a la ciudad más peligrosa del país; los cinturones de miseria, la falta de obras y la ausencia de gestión han sido, en gran parte, el caldo de cultivo de la escalada delincuencial.
La alcaldesa está en campaña politiquera para la reelección; y como mandan los cánones del socialcristianismo, ha perdido la vergüenza. Lo más fácil es acusar al gobierno de turno de todos los males; igual hizo Nebot durante casi 19 años al manejar por detrás los hilos del país. Por eso nunca se atrevió a ser candidato a presidente, si lo mejor era tener un artificio para saltar en cada problema, armar el discurso del escándalo, amenazar al gobernante de turno y sacar la mejor tajada.
Viteri estuvo alejada de su mentor Nebot por algunos meses. Hicieron el teatro de enojarse, pero se juntaron nuevamente para entre abrazos y levantadas de manos, reconfirmar su pacto. Ella se ha mostrado tal como es: una funcionaria acelerada, sin la serenidad que requiere el liderazgo de una ciudad como Guayaquil, desde cuando movilizó a varias camionetas a la pista del aeropuerto José Joaquín de Olmedo para impedir el aterrizaje de un avión, porque según ella los contagios en plena época de la COVID 19, podían aumentar. Volvió a sus arrebatos con esta movilización bufa, para acudir a una reunión seria, para tratar nada menos que la seguridad del país, y buscar la forma de combatirla desde todos los frentes.
Y ahora se va contra quienes hacen noticia y opinión, cuando sus partidarios reclamaron en las afueras del diario Expreso, medio de comunicación crítico por el estado en el cual se encuentra la ciudad, los presuntos negociados de su exmarido, o las amenazas del actual cónyuge Juan Carlos Vásconez contra el consultor Omar Malúk.
Ojalá la Contraloría haga un examen especial a los gastos incurridos en el viajecito de los engafados a Quito. Es notorio que de seguridad la alcaldesa Viteri, no sabe nada. (O)