Como buena “guayacol” emprendedora soy. Aprovechando la guerra entre emponchados y filibusteros “made in mashi” contra los que usan lazos, me he puesto este camello comadre Petrarca.
¿Sabe qué comadre? Ahora el vivo ya no vive del tonto, sino cuando el tonto deja de trabajar.
Así que aquí me tiene. Venga, venga, venga no más venga, y ya sabrá que vendo cebolla, no la que hace llorar, porque esa está botada en las carreteras serranas, sino las peruanas, desde donde también traje camote, arroz, uva, y otros alimentos que aquí nos los encuentra ni buscándolos con palo de romero.
Y sabe qué comadre Petrarca, pero en chico nomás, ya sabe, también tengo choclos, arveja, papa, melloco, fréjol, hasta máchica viera, cilantro; zanahoria y remolacha para hacer la beterava, que tanto nos gusta a los “coteño”.
– ¿Y cómo así los consiguió comadre Suca?
Me dio una mano la Tibán, el Iza; igual el Ulcuango, el Shalva, los panas de mi pana y compañero de la 6: el Torres.
Todo fue mandar unas volquetas municipales, y como esos manes dieron salvoconductos, aquí me tiene ofreciendo de todo.
Ah comadre, ya sabe, el mundo es de los vivos, y hay que darle a todo.
Venga, venga, de todo tengo, qué se le ofrece. Ya mismo tengo carne de pollo y huevos también. Y ya saben, como decía mi abuelo político, LFC: “Yo no me agüevo”.
Pronto mejoraré el puesto. Haré un kiosco con la madera de guerrero. Veré a la Flaca Guerrero para que me haga publicidad, o al siempre joven don Alfonso para que me entreviste como emprendedora. Y ya verá comadre, pronto abriré sucursales en Bastión Popular, en Samborondón y hasta en el Malecón; en la Prosperina y donde viven los de la Marina.
-Usted ya piensa acaparar comadre Cynthia.
Para nada. Si impedí que aterrizaran aviones en “mi ciudad” y nadie me hizo nada, eso nomás qué.
Ya verá. Hasta me haré un “jaladito” para hacer tatuajes, coser pantalones roqueros, daré consejos para cambiar de marido, tinturaré cabellos color de cebolla, ají, pimiento, “peloechoclo”. ¿Color de papa? No, eso no, porque de ese color solo se pintan los del páramo. No los ha visto a esos…
Eso sí: hoy no fío, mañana sí. Venga, venga a Abacería “Chyntia”, donde pronto cambiaré alimentos por votos. Pediré ayuda al bigotudo, aunque me da miedo comadre. No sea que le den ganas de “mearse” en la clientela, como quiso hacer, cuando diputado, en el Congreso.
Y tú; tú que siempre me salías con eso de “ahora solo nos queda Barcelooona”. (O)