La provincia del Azuay y el resto de localidades ubicadas en el callejón interandino sienten desde hace dos años cambios bruscos en el clima debido al fenómeno de “La Niña”. Este fenómeno -que podría extenderse hasta el próximo año, según los expertos- ha ocasionado prolongadas lluvias e incluso en meses considerados de sequía.
Según el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (INAMHI), dicho fenómeno que -significa una anomalía en la temperatura de la superficie del mar, sobre todo, en el océano Pacífico- tiene probabilidades del 50 y 60 % de mantenerse en el 2023.
De darse esta proyección, el país volvería a afrontar un hecho sui géneris luego de 70 años. En 1950 se experimentó esta situación, donde por tres años consecutivos las condiciones del clima se alteraron.
“Con el fenómeno de ‘La Niña’ las precipitaciones son más intensas en el temporal lluvioso, y la época seca es opacada por lluvias”, aseveró Cristian Paliz, especialista del INAMHI.
Además, se retrasa el inicio de la época lluviosa que se da normalmente a fines de septiembre y los primeros días de octubre para fines de noviembre y los primeros días de diciembre.
Paliz recalcó que el fenómeno de “La Niña” es “bastante variable” y se necesita de un monitoreo constante para advertir a las autoridades y a la población de cualquier eventualidad.
El INAMHI hace una evaluación permanente sobre el desarrollo de este fenómeno para tener más certezas.
Temperatura
De la misma forma, la Empresa Municipal ETAPA EP registra cambios drásticos en su red meteorológica. En sus estadísticas consta, por ejemplo, que el 2021 tuvo las mayores precipitaciones de los últimos ocho años en el cantón seguido por el 2016 y 2017.
Asimismo, está que los meses de marzo y octubre (en ese orden) registran anualmente más cantidad de lluvias. También se explica que en los sectores de El Cebollar y Sayausí se genera el mayor número de precipitaciones en Cuenca debido a su proximidad con las montañas y páramos.
Para Cristóbal Albuja, administrador de Investigación y Monitoreo en la Subgerencia de Gestión Ambiental de ETAPA EP, no deberían existir en estos momentos tantas precipitaciones; sin embargo, se experimenta un incremento de lluvias “no común para la época en la que nos encontramos”.
Albuja aseguró que el aumento de lluvias desencadena en una baja en la temperatura. “Hemos estado registrando en las últimas tres semanas temperaturas mínimas de 2 y 3 grados Celsius, especialmente en las noches y las madrugadas”.
Recomendaciones
Las constantes lluvias causan que los ríos se desborden por el aumento del caudal, así como la saturación del suelo que deriva en deslizamientos.
Los gobiernos locales tienen en ocasiones problemas para controlar estos sucesos que podrían agravarse ante un dilatado fenómeno de “La Niña”.
Paúl Muñoz, investigador del Departamento de Recursos Hídricos y Ciencias Ambientales de la Universidad de Cuenca, comentó que las municipalidades necesitan de una planificación territorial para establecer qué sectores se deben mantener intactos, sobre todo, en las márgenes de los ríos para evitar el desarrollo de las construcciones.
En zonas pobladas, donde los ríos acostumbran a desbordarse, se plantea la construcción de bermas (enrocados) como obras de mitigación para controlar las crecientes.
Se recomienda además la reforestación para recuperar las áreas naturales afectadas por la erosión. Aquí, es importante la participación de las comunidades para impulsar zonas de protección.
El investigador también se refirió a las últimas crecientes de los ríos San Francisco y Santa Bárbara, en el cantón Gualaceo. Muñoz considera que las inundaciones seguirán porque, lamentablemente, las autoridades municipales otorgaron hace muchos años atrás permisos en lugares situados en las proximidades de las márgenes, donde no se podía construir bajo ningún concepto.
Cultivos en riesgo por las inundaciones
Las lluvias también influyen en los cultivos. Los desbordamientos de los ríos que inundan los huertos resultan perjudiciales para la producción.
Así lo aseveró Giordano Torres, director distrital del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) en Azuay, al referirse al temporal lluvioso que afecta a la provincia, principalmente, a la zona nororiental.
Según Torres, en lugares que no estaban preparados para inundaciones se genera la pudrición de ciertos cultivos debido a la gran cantidad de humedad.
Asimismo, explicó que el exceso de lluvia en los huertos puede generar diferentes enfermedades debido a una mayor presencia de insectos en plantas.
También afecta el proceso de podado. “Se altera la estación del cultivo. Si podamos en estas condiciones vamos a tener una mayor incidencia de enfermedades, hongos, entre otros factores”, citó Torres.
La Dirección distrital del MAG en Azuay también evaluó las pérdidas en el cantón Gualaceo por las últimas crecientes de los ríos San Francisco y Santa Bárbara.
En un informe preliminar se da cuenta de alrededor de 13 hectáreas inundadas de cultivos de maíz, fréjol y otros productos. (I)