Investigadores cuencanos crean un folleto informativo para saber cómo usar las plantas medicinales

A pesar de los cambios generacionales y los reemplazos de las actividades que se hacían en antaño, en las familias cuencanas todavía se mantiene vigente el conocimiento de las plantas medicinales.

Qué hacer cuando duele el estómago, qué tomar cuando hay tos, qué planta elegir para combatir la inflamación: son algunas de las preguntas a las que aún hay respuesta gracias a las generaciones del siglo pasado, quienes, al primer signo de enfermedad, corrían a los huertos a escoger entre el verdor algo que ayudase.

La importancia de esa sabiduría y el conocer cómo los adultos (que principalmente son mayores) usan las plantas medicinales, impulsó a un grupo de investigadores de la Universidad de Cuenca a hacer un estudio que responda a ambas preguntas.

El grupo de investigación, conformado por Lourdes Huiracocha, David Achig, Lorena Mosquera, Aydeé Angulo, Marcia Campoverde, Liliana Brito, Geovanny barrera y Adriana Orellana, empezó a trabajar en el 2017 a través de entrevistas y observaciones en mercados y barrios de Cuenca.

Tras la visita de esos espacios, los investigadores encontraron dos situaciones: por un lado, hay públicos que consideran que lo natural, sin importar las medidas de consumo, es saludable; y, por el otro lado, los curanderos creen que se está perdiendo la sabiduría que hay detrás del uso de las plantas medicinales.

Ante esa realidad, el equipo aprovechó los resultados y se abocó en la escritura de un libro que recoja los principios y prácticas de la medicina tradicional en Ecuador. En la obra se encontrarán, por ejemplo, las patologías andinas y la cosmovisión andina y el uso de las plantas medicinales.

Además del libro, los investigadores decidieron crear un folleto informativo en el que se explica cuál es la preparación y la dosis que se deben suministrar las personas al usar plantas medicinales.

“En lo que nos enfocamos es un uso racional. Lo que buscamos es conservar los saberes ancestrales y promover el uso racional y la auto prescripción. En el folleto hay una guía en la que se conoce cuántos gramos y de qué parte de la planta se puede usar, cuánta cantidad de agua se debe tomar”, explicó a diario El Mercurio Adriana Orellana.

: El folleto informativo es una guía didáctica para que las personas conozcan cómo se deben usar las plantas medicinales.

El folleto también hace un especial énfasis en la necesidad de que las personas que usan las plantas medicinales puedan mencionarlas con sus médicos.

“Las plantas medicinales no son malas. Inclusive pueden contribuir a un mejor resultado farmacéutico siempre y cuando se conozca y se maneje desde una perspectiva interdisciplinaria”, agregó la investigadora.

Bajo esa premisa, y para solventar las dudas que tienen las personas en torno al uso de las plantas medicinales, esta noche, en la Alianza Francesa, los investigadores compartirán los resultados de sus estudios que desembocaron en la creación del libro y el folleto.

El evento, de acceso libre, iniciará a las 17:00. Como parte de la presentación, se hará el rito de una limpieza ancestral y se entregará a los asistentes el libro físico escrito por los investigadores.

La sabiduría perdura en las adultas mayores

Aunque no hay un catastro de cuántas personas mantienen el uso constante de las plantas medicinales, en Cuenca basta con mirar los mercados, como el 10 de Agosto y el 27 de Febrero, en donde adultos mayores apuestan por la medicina ancestral.

A ello se suma la llegada de personas a la ciudad para ofrecer su conocimiento, como es el caso de Zoila Suqui, quien, cada miércoles y sábado se instala en los patios del ex CREA para ayudar a las personas.

La mujer lleva más de 40 años involucrada en la medicina ancestral, y, principalmente en el uso de las plantas medicinales.

“Para mí las plantas son parte de mi vida. Yo uso las plantas que tengo en mi huerto, en mi cerro, como la flor de Cristo, la valeriana, el gañal, cardiacas, claveles, esencias. Ellas nos ayudan”, dijo Zoila a diario El Mercurio.

Para ella, si bien el conocimiento ancestral cada vez se va limitando, todavía mantiene la esperanza de que, por lo menos, sus hijas y sus nietas sigan usando las plantas para ayudar a las personas.

“Uno les inculca a ellas para que continúen, y creo que las personas que saben de las plantas deberían compartir su conocimiento para que no se pierda el valor que tienen las plantas medicinales”, agregó la curandera. (I)   

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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