Para muchas mujeres, convertirse en madres representa la cristalización de un sueño y el inicio de una etapa cargada de experiencias inolvidables junto a su hijo/a. Para quienes tienen bebés recién nacidos, o dentro de sus primeros meses de vida, este periodo está marcado por grandes alegrías, pero también por grandes desafíos, y uno de ellos tiene que ver con la lactancia.
La lactancia materna es una forma de alimentación con leche producida en el seno materno, que empieza en el nacimiento. Organizaciones de gran renombre, como la UNICEF, por ejemplo, han manifestado que, durante este tiempo, es fundamental que la mujer tenga una alimentación variada, para garantizar su óptima salud y la de su bebé. Esto, según explica la Dra. Ana Altamirano, nutricionista de Vita Alimentos, es sumamente importante, pues “La producción de leche puede verse afectada por las deficiencias nutricionales de la madre, no solo en cantidad, sino también en calidad; además, considerando que por medio de la leche materna, la madre transmite a su hijo varias sustancias que ingiere, lo más aconsejable es que lleve una alimentación balanceada, y de ser necesario, consulte a un profesional de la nutrición para que la asesore sobre el tipo de productos que puede y debe incorporar a su dieta.”
A propósito de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que se conmemora en el mes de agosto, la representante de Vita Alimentos detalla a continuación algunas consideraciones en torno a la correcta alimentación de las madres durante el periodo de lactancia, así como recomendaciones para lograr este objetivo.
Sobre las demandas nutricionales de las mujeres en periodo de lactancia
- El contenido de energía, proteínas y de todos los nutrientes de la leche materna provienen de la dieta de la madre, así como de las propias reservas maternas. Las mujeres que no obtienen suficientes nutrientes a través de su alimentación pueden estar en riesgo de deficiencia de algunos minerales y vitaminas que cumplen funciones importantes.
- El consumo calórico materno recomendado durante la lactancia es de 2.300 a 2.500 calorías al día. “Aquí es importante puntualizar que, conforme transcurre el primer año de vida del niño, el gasto de energía de la madre varía, y por ende, varía también su demanda calórica”, señala la experta. Es así que, durante el primer mes de lactancia, la madre gasta 629 kcal/día; en el segundo mes 295 kcal/día; del segundo al tercer mes consume 742 kcal/día; del tercer al sexto mes 719 kcal/día; y del sexto mes hasta el año, gasta 525 kcal/día.
- De acuerdo con la Dra. Altamirano, lo ideal es que las madres lactantes hagan 5 tomas de alimentos al día, y si el infante aún consume leche materna durante la noche y madrugada, recomienda consumir un snack pequeño adicional, que puede ser un vaso de leche, yogur o avena.
Sobre la alimentación ideal en esta etapa
- “Si bien, en la mayoría de los casos, no es necesario establecer una dieta especial durante la lactancia, sí resulta imperativo comer de forma equilibrada desde el punto de vista nutricional”, comenta la nutricionista de Vita Alimentos. Esto significa consumir alimentos que contribuyan a alcanzar la demanda calórica y de nutrientes, de manera saludable.
- Para ello, la mujer debe priorizar los siguientes alimentos como parte de su dieta diaria:
- Lácteos: Productos como la leche, el yogur y el queso proporcionan un gran aporte de proteína de alto valor biológico, y de calcio. “Dado que las reservas de calcio de la mujer se consumirán con la lactancia, debemos asegurarnos de ingerir suficientes cantidades de este mineral a través de la comida, y los lácteos son ideales para este fin”, indica la especialista. Agrega que las madres pueden tomar cuatro raciones al día de cualquiera de estos productos. Algunas alternativas podrían ser Vita Leche (entera, semidescremada o deslactosada) sola, en batido, acompañada de algún cereal, o incluso en coladas. También Vita Yogur en cualquiera de sus sabores (frutilla, mora, durazno, guanábana o natural), y/o Vita Queso Fresco.
- Huevos: El consumo de este alimento trae múltiples beneficios nutritivos, entre los que destacan, su alto contenido en proteínas de valor biológico. “La clara de huevo, particularmente, contiene albúmina, que es indispensable para mantener un adecuado estado nutricional”, manifiesta la nutricionista.
- Cereales: Estos son los encargados de aportar fibra y energía a la madre, por lo cual son muy importantes. Para incorporarlos a la dieta, se puede optar por productos como avena y arroz, que están al alcance de todos.
- Frutas: Al igual que los cereales, las frutas tienen un adecuado aporte de fibra, pero además, de vitaminas y agua. “Cuando una madre amamanta, es necesario aumentar el consumo de ciertas vitaminas como la A, B1, B2, C, D, y E, así como el ácido fólico, que están presentes en las frutas”, explica Altamirano. Para quienes no disfrutan el consumo de la fruta en su estado natural, existen opciones de snacks saludables en los que se puede incorporar este alimento. “Por ejemplo, en el desayuno o media mañana podrían consumir un vaso de Vita Avena con Frutos Rojos, o prepararse un batido con Vita Leche y la fruta de su elección. De la misma forma, podrían consumir un bowl en el que se mezcle Vita Yogur Natural con una porción de fruta como banano, frutillas, mora, uvas, durazno, o cualquier otra de su preferencia”, sugiere.
- Vegetales: Los vegetales contribuyen con fibra y minerales, y pueden ser consumidos a manera de ensaladas, cremas, entre otras preparaciones. Existe una amplia variedad de opciones, como espinacas, zanahorias, zucchini, entre otros.
- Grasas: Ante el desgaste de energía del cuerpo, como consecuencia de la producción constante de leche materna, es primordial recuperar esta energía a través de la alimentación. Para ello, las grasas pueden ser grandes aliadas, siempre y cuando su consumo sea mesurado y proveniente de los alimentos adecuados. “La ingesta de grasas de calidad puede venir de pescados grasos, frutos secos y aceite de oliva, pero la madre también podría incorporar, por ejemplo, Vita Mantequilla sin sal a su sánduche de la mañana, ya que este derivado lácteo transmite las vitaminas liposolubles de la leche, como son las A, D y E, principalmente; o Vita Ghee que es una gran fuente de omega 3, 6, 9 y es 99.9% libre de lactosa”, puntualiza la representante de Vita Alimentos.
- La composición de la leche materna, en su mayoría, es agua, por lo que la mujer debe consumir la cantidad necesaria de agua y otros líquidos para asegurar la producción de leche diaria y mantener una buena hidratación. “Durante la lactancia, la ingesta recomendada de agua es de 2.5 a 3 litros diarios, pero dentro de esta cantidad, se podría consumir también leche como excelente fuente de hidratación y de alimentación, por su excelente aporte de proteína”, señala la experta.
- Si una madre es vegetariana y se encuentra en período de lactancia, la especialista de Vita aconseja consumir leche para abastecerse de una buena fuente de proteína de alto valor biológico. “Así, la falta de carnes animales no será un problema, y además, se beneficiará del calcio de la leche”, recalca.
Sobre lo que la madre debe evitar consumir
- Alcohol: Se ha demostrado que el alcohol es perjudicial para el desarrollo del cerebro del bebé, ya que pasa por la leche materna en cantidades similares a las que se encuentran en el torrente sanguíneo. “Su consumo puede causar un desarrollo motor deficiente en el infante, además de alteraciones en el sueño y reducción de la producción de leche materna”, advierte la Dra. Altamirano.
- Cafeína: No está prohibido el consumo del café, pero excederse a más de 3 tazas de café al día puede agitar al bebé y alterar el sueño.
- Pescados azules: “Este grupo de pescados, entre los cuales se encuentra el atún rojo, por ejemplo, acumula grandes cantidades de mercurio, y durante la lactancia, esto supone un riesgo al desarrollo del sistema nervioso del bebé”, explica la nutricionista de Vita Alimentos.
- Vegetales con alto contenido de azufre: El contenido de azufre y otros componentes de algunos vegetales como la lechuga, el brócoli, la coliflor y el repollo, podría ser causantes de problemas digestivos tanto para la madre como para el recién nacido, por lo cual es mejor evitarlos.
Por otra parte, es fundamental estar atentos a cualquier respuesta negativa que el niño pueda tener ante el consumo de ciertos alimentos por parte de la madre. “Estos alimentos, conocidos como alérgenos, deben evitarse a toda costa si se detectase una reacción alérgica en el menor”, indica la nutricionista.
Recomendaciones adicionales
- Los alimentos con sabor intenso, como el ajo, espárragos, cebolla o los condimentos fuertes, pueden alterar el sabor y olor de la leche materna, especialmente si se consumen diariamente y en altas cantidades. Esto puede hacer que el bebé rechace la leche materna por su sabor, por lo cual es mejor evitarlos.
- Los alimentos no cocidos completamente o crudos, como el pescado crudo, sushi, conchas, ostras o la leche no pasteurizada, pueden provocar una infección gastrointestinal con síntomas de diarrea o vómitos, debido a que son una fuente potencial de intoxicación alimentaria por bacterias o toxinas patógenas oportunistas. Es recomendable consumir este tipo de alimentos en casa o en lugares donde tengan una correcta higiene y manipulación de los alimentos, o en el mejor de los casos no consumirlos.
- “No permita que el estrés invada este proceso”, sugiere Altamirano. Si bien los primeros días puede haber un poco de dificultad hasta que el bebe encuentra el agarre perfecto, lo más importante es tener paciencia y mantener esa predisposición de proporcionar el mejor alimento al recién nacido, que es justamente la leche materna.
- Es clave mantener una correcta posición o postura al dar el seno al bebé. Lo más recomendable es que el menor esté despierto, y colocarlo con el tronco de frente y pegado a la madre. De esta manera la madre puede sujetarlo con la mano en su espalda, apoyando la cabeza en el antebrazo. Con la otra mano puede dirigir el pecho hacia la boca del bebé provocando el reflejo de búsqueda y succión, y en el momento en que éste abre su boca, acercarlo al pecho para que pueda agarrar de manera correcta el pezón y la aureola.
- “Rechace los malos consejos, especialmente los que pretenden instaurar la idea de que la leche materna no lo alimenta o no sirve, pues esto no podría estar más alejado de la realidad”, señala.
- Mantener la lactancia al menos hasta los dos años de vida del niño, según lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud.
- Finalmente, “disfrute de esta etapa, que es única en la vida del bebé y la madre”, concluye la representante de Vita Alimentos.