Biólogos e ingenieros agrónomos y de montes han ideado en España, un país muy castigado por los incendios forestales, un sistema que permite reforestar hasta cien hectáreas de bosque quemado en un día con semillas «inteligentes» sembradas desde un solo dron.
La germinación se ve favorecida por un cóctel de hongos micorrícicos (simbióticos con las raíces de las plantas), arcillas y disuasores de fauna salvaje, que transforma las semillas de robles, pinos, encinas, alcornoques y castaños.
«Depende de la variedad, pero con un dron y dos kilos de semillas por hectárea se pueden repoblar cien hectáreas en un día», precisa a EFE Jaime Olaizola, doctor ingeniero de Montes y fundador de IDForest, empresa pionera del sector agroforestal.
Esta empresa ha puesto sus investigaciones al servicio de la compañía CO2 Revolution, dedicada a la reforestaciones con drones, y que necesitaba mejorar el proceso para que las semillas germinaran mejor.
El resultado ha sido una patente de encapsulado de semillas forestales provistas de los componentes necesarios para prosperar tras ser arrojadas en el monte.
«Ese es el momento más difícil porque lo más normal es que se la coma un bicho o que se reseque y no funcione», advierte el ingeniero.
Con el conocimiento acumulado sobre microorganimos, IDForest decidió aportar a cada semilla hongos micorrícicos, que ayudan a la planta en los primeros estadios a crecer y la refuerzan.
Además, añadió un aditivo de arcillas para que absorban el agua de lluvia, la retengan y se la vayan aportando a la semilla para que germine; y un disuasor de fauna, con diferentes productos, con el fin de que las semillas o se conviertan en comida para los animales cuando llegan al suelo.
Los resultados están siendo «muy satisfactorios”, ya que el porcentaje de germinación puede estar en un 10 por cinto de media. «Esto puede parecer poco, pero no lo es si se tiene en cuenta el coste de un dron echando semillas, ya que lo mismo le da echar diez kilos que uno», apunta el ingeniero.
Además, se trata de conseguir un número de árboles que sea lo que se define como un bosque (1.100 ó 1.500 por hectárea).
No siempre funciona igual, pues si viene un año muy seco, la germinación se reduce y hay que hacer resemillados; pero también se ha comprobado que muchas de las semillas consiguen salir desarrollarse al segundo año.
Un ejemplo exitoso es el último trabajo realizado con esta técnica en la región de Borela, en Pontevedra (noroeste español), que fue arrasada por los incendios en 2006, 2016 y 2017, donde se está consiguiendo una eficiencia de más del 50 por ciento.
España supera este año los 50 grandes incendios (más de 500 hectáreas), con el resultado de más de 250.000 hectáreas quemadas. EFE