Tuve la enorme suerte con mi nieto Alejandro de visitar el Parque Nacional Yasuní, este parque como recordamos está en la provincia de Pastaza y Orellana entre el río Napo y el Curaray. El área protegida es de un millón de hectáreas y fue designado por la UNESCO como reserva de la biósfera. En una lancha común y corriente salimos a las 5:00 a.m. del puerto Francisco de Orellana conocido también como El Coca en medio de una neblina y fuerte frío, afortunadamente nos advirtieron que vayamos bien arropados. Como a las 6:30 a.m. se despejó y el río Napo mostró toda su magnitud y asomó la exuberante y bella vegetación de la selva.
Nos tocó tres horas de un viaje continuo mientras sufríamos de frío y de incomodidad, los botes completamente cubiertos y con amplios ventanales de las petroleras nos pasaban a toda velocidad. De vez en cuando se ven elegantes construcciones para el turismo y también de los petroleros. Ya con sol y un poco más caliente la belleza es deslumbrante, vemos pericos, loros, monos aulladores y otras especies más que no se dejaban identificar.
Esta área protegida más grande del Ecuador concentra una muy rica biodiversidad en el bosque húmedo tropical amazónico. Al llegar al mismo parque pudimos caminar selva adentro, el guía explica que ahí viven los shuar, indígenas kichwas los que tienen poblados e instalaciones adecuadas para recibir a los turistas. Los Waorani, Tagaeri y Taromenane, pueblos cazadores, recolectores, seminómadas se les conoce también como pueblos no contactados, viven en aislamiento voluntario. Diríamos que el Yasuní es un santuario de la biodiversidad. Los estudios señalan que existen “más de 2.000 especies de árboles, 204 especies de mamíferos, 610 especies de aves, 121 especies de reptiles, 150 especies de anfibios y más de 250 especies de peces”. Visitar el Yasuní a los tiempos fue encantador. A los petroleros hay que normales sus actividades. (O)