Hugo Darquea López
Conversaba con Jaime Ordóñez Estrella y recordábamos nuestras conversaciones, era muy amigo de mi hermano Carlos, un intercambio de ideas con palabras de esa época abrió un recuero de esa amistad que perdura hasta ahora.
A ese tiempo, entre liberales y conservadores, había una onda discrepancia, pero llevada con entereza y cálido respeto, claro que muchas veces en otros casos las diferencias eran tan fuertes, que no se cruzaba ni una palabra más allá de una ambigua deferencia.
Así las cosas han pasado muchos años, el con sus noventa y yo con ochenta, seguimos siendo amigos. En las familias las ideas políticas eran muy debatidas y a veces se dividían entre conservadores y liberales, existía una base fundamental de valores culturales compartidos.
El socialismo comenzaba a vislumbrarse.
Los años cincuenta a sesenta del siglo pasado vivieron grandes acontecimientos para Cuenca, en las elecciones de 1953 triunfó contra todo pronóstico Miguel Ángel Estrella, fue un gran Alcalde que impulsó el desarrollo urbano de Cuenca, así lo recuerda la historia.
En la literatura dos poetas y prosistas excepcionales cantaba a la belleza de la vida con inspirado existencialismo, eran Ricardo Darquea Granda, literato de lira luminosa, que poetiza la belleza de la Morlaquia, los avatares de la vida humana y narra con historicidad objetiva la vida de Alfaro, y el Doctor y Maestro Aurelio Ordóñez Zamora, poeta e historiador notable que escribe con versación peculiar la Historia de Eloy Alfaro y García Moreno, con la pasión de esos años en los cuales la cultura es la verdadera riqueza que heredamos desde la coherencia idealista de las convicciones vividas a cabalidad.
Eran otros tiempos de profundas vivencias que moldearon esa intangible forma de vida que identifica a Cuenca. Solamente se pretende que las nuevas generaciones profundicen la cultura de la paz y de la solidaridad fraterna. (O)