El poder de la palabra

Tras el feminicidio de María Belén y destapar una olla de grillos en la institucionalidad en torno al tema de seguridad por parte de la policía y sus máximas autoridades, nos queda un amargo sabor en la boca, una sensación de abandono y total quemeimportismo.

Cómo no sentir que vivimos en un estado femicida cuando oímos hablar a las autoridades; por un lado, dicen que ha sido un error humano, porque claro, matar a una mujer en medio de la Escuela de Policía, no es más que eso. Pero, por otro lado, no escuchar nada por parte de quienes lideran la Secretaría de Derechos Humanos, también indigna.

En este caso, el que menos ha opinado; casi nadie con empatía, porque el femicidio viene acompañado del típico ¿qué hacía ahí? ¿Quién le mandó a meterse? Y ahí una prueba más del poder de la palabra. A las mujeres nos están matando; lo hacen nuestras parejas, luego lo hacen las autoridades con sus discursos humillantes, lo hacen los indolentes en las redes sociales. No solo nos matan, nos devoran. (O)

mi.cordero@sendas.org.ec

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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