María Eugenia Moscoso C.
Los Centros penitenciarios en el país y en el mundo entero adolecen de un sinnúmero de servicios fundamentales y generan múltiples problemas a la población carcelaria. El punto focal se centra en los limitados presupuestos que se otorgan proporcionalmente al número creciente de la población carcelaria.
La dimensión de los dos sectores que se confrontan a diario: presidiarios y guardias. Quizás este es uno de los problemas centrales, lidiar con seres en conflicto que no se someten a las reglas carcelarias, que protestan por la atención brindada y por los ranchos recibidos, sectores que generan violencia y reyertas permanentes, que cuentan con todo tipo de aparatos electrónicos y armas y terminan en muchos casos, en la muerte de los presidiarios, experiencias ya registradas en estos días, en las cárceles del país.
Se ha intentado organizar cursos y seminarios de mejoramiento de las relaciones humanas y el establecimiento de una política rigurosa que ofrezca entrenamiento de guías y superación de la confrontación y las rencillas, pero la compleja dimensión humana se impone por encima de cualquier intento.
Es urgente que el Gobierno imprima a través de su Ministerio del Interior una política severa que ofrezca con eficacia entrenamiento a los guías, cursos de RRHH a los presidiarios y mejores condiciones materiales que acompañen el desarrollo diario de los Centros Penitenciarios, mal denominados Centros de Rehabilitación Social. (O)